El experto en energías renovables Carlos Delius sostuvo que «un objetivo lógico» para Bolivia «como futuro productor de litio sería el de tener una penetración de mercado que guarde relación con el recurso y la reserva»
“Los estudios indican que la ventana de tiempo del litio es limitada, es decir, tenemos de 15 a 20 años para poder aprovechar este recurso, para poder industrializarlo”, dijo el presidente de Yacimientos del Litio Bolivianos (YLB), Carlos Ramos.
“Dado que los tiempos son tan limitados, se ha cambiado la estrategia y se estableció la producción de carbonato de litio con tecnología de extracción directa de litio, mucho más rápida y óptima; de manera que tenemos dos años para lograr estos objetivos y llegar al Bicentenario con producción industrial”, afirmó el ejecutivo a medios estatales.
El Gobierno tiene el objetivo de producir 100.000 toneladas (t) de carbonato de litio hasta 2025, lo cual se logrará en alianza con tres empresas internacionales y con la instalación de cuatro plantas industriales en los salares de Uyuni y Pastos Grandes, cada una con capacidad de 25.000 t.
Estas empresas son el consorcio chino Catl Brunp & CMOC (CBC), la también china Citic Guoan y la rusa Uranium One Group, a la que se vinculó con Luis Marcelo Arce Mosqueira, hijo del presidente Luis Arce.
Pese a que el Gobierno habla de compromisos de inversión en los cuatro proyectos por un total de $us 2.832 millones, solo se firmaron convenios para realizar estudios de factibilidad.
“Estas inversiones implican la construcción de las plantas de EDL y de carbonatación y los servicios auxiliares de esas plantas, para llevar a esos lugares energía eléctrica de alta tensión, para mejorar su integración caminera y para realizar los estudios logísticos necesarios de manera que puedan llegarse a estos objetivos sin retrasos”, sostuvo Ramos.
Carlos Delius, experto en energías no renovables y expresidente de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE), coincidió en la que la venta de oportunidad de Bolivia es corta.
De un total de 75,2 millones de toneladas de litio identificadas en el mundo, Bolivia cuenta con 21 millones, Argentina con 20 millones, Chile con 11 millones, Australia con 7,9 millones de toneladas, según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos. En este marco, solo Argentina y Bolivia podrían atender la demanda global de litio por más de 70 años, remarcó
“No podemos considerar que el litio sea escaso (…). Cada vez que escuchen las frases: ‘el mundo no puede sin el litio boliviano’ o que ‘estamos en condiciones de dictar el precio del litio’, tómenlas con pinzas, son hipérboles (exageraciones)”, sostuvo Delius.
El experto afirmó que otros factores que ponen en riesgo el futuro del litio en la industria global son el reemplazo por otros metales como el sodio; el surgimiento de nuevas tecnologías, como las pilas de combustible; la mejora de los motores de combustión interna; y los combustibles sintéticos.
“Un objetivo lógico como futuro productor de litio sería el de tener una penetración de mercado que guarde relación con el recurso y la reserva (…) Estamos hablando de un 21%. Si cumplimos con ese objetivo para 2030 tendríamos que producir unas 273.000 toneladas. Estos volúmenes de producción configuran la dimensión del desafío”, expresó Delius.
El año pasado, YLB exportó un total de 600 toneladas.
Este es el tercer intento de Bolivia por industrializar el denominado ‘oro blanco’.
La primera tentativa dio su principal paso en noviembre de 1989, cuando el gobierno de Jaime Paz firmó un borrador de contrato con la Lithium Corporation of America (Lithco, hoy Livent), en el que se otorgó a esa empresa estadounidense derechos de explotación por 40 años sobre el salar de Uyuni.
Lithco planeaba invertir $us 40 millones para producir 7.000 toneladas (t) anuales de carbonato de litio (Li2CO3) sin la participación del Estado en la operación, supervisión y coordinación del proyecto, limitándose su rol al cobro de regalías e impuestos. El proyecto naufragó, principalmente por el rechazo del Comité Cívico Potosinista (Comcipo), que consideró que la participación de la región en la distribución de beneficios era baja.
El segundo intento se planificó desde 2008 y se oficializó en octubre de 2010, con el anuncio del presidente Evo Morales de que el Estado boliviano industrializará el litio y otros evaporíticos por su cuenta, aceptando solo socios extranjeros para la provisión de tecnología necesaria para la fabricación de baterías.
El plan era comenzar la producción piloto de carbonato de litio en 2011, la producción industrial (30.000 t anuales) entre 2013 y 2014, y la fabricación de baterías en 2014. Sin embargo, lo máximo que el país ha logrado exportar desde entonces son 1.019 toneladas (2021) de carbonato de litio.
Fuente: El Deber