En sólo dos años, la producción de gas argentino dio un giro de 180 grados para salir de uno de los peores momentos de su historia a ubicarse a las puertas del récord histórico de 143 millones de m3 diarios alcanzado en 2004.
Tras una inédita caída de 8,62% en 2020 producto de la pandemia donde se igualó el segundo peor registro de los 12 años previos, en 2021 se empezó a revertir levemente la situación con un alza de sólo 0,1% para al año siguiente dar un gran salto en torno al 8%. Según marcan los datos publicados por el Instituto Mosconi, esa es la tasa de crecimiento acumulada durante los primeros once meses del 2022, con un marcado liderazgo de la cuenca neuquina con un 16,1%, seguida por la cuyana con un 4,9% y la del Golfo San Jorge con un 2,8%.

Lógicamente, este dominio de Neuquén se debe al boom del shale de Vaca Muerta que saltó un 40,9%, compensando el retroceso del 8% del convencional, que ahora representa el 45,5% del total de producción local.

En términos desagregados por empresa, el mayor dinamismo se vio en Pampa Energía con un 29,2%, seguida por Pan American Energy (21,1%), Tecpetrol (18,3%), Pluspetrol (14%), e YPF (8,8%). De este modo, el año acumula un promedio de producción diaria de 132,6 Mm3 y , dado que las tendencias indican que se sostendrá este ritmo en los próximos 12 meses a raíz del aumento de capacidad de transporte que traerá el gasoducto Néstor Kirchner, se proyecta quebrar el récord histórico del 2004 en el segundo semestre.

Desde aquel año, la producción inició un brutal derrumbe hasta la expropiación de YPF. Entre 2013 y 2015 se revirtió esa tendencia, pero no logró ser sostenida. 2016 y 2017 evidenció un nuevo retroceso en los volúmenes de producción, para volver a crecer fuertemente en el siguiente bienio de la mano de la Resolución 46 y su estrella Fortín de Piedra y finalmente terminar colapsando con la pandemia del 2020. Ahora, en cambio, todas las proyecciones marcan que a partir de las nuevas obras en ejecución y otras en carpeta, el país logrará sostener un elevado crecimiento gasífero por muchos años. De ahí que Massa haya pronosticado que en 2026 el complejo hidrocarburífero igualara a la industria sojera en términos exportadores.

En ese sentido, el primer paso radicará en el incremento de los envíos a Chile, para luego dirigirse a Brasil y a Uruguay con la infraestructura existente. Más adelante, se podría llegar a despachar mucho más gas a Brasil a través de Bolivia y a partir de un nuevo eventual gasoducto a Porto Alegre. Ya para una tercera etapa, la industria sueña con poder dar el salto y pasar de ser un exportador regional a un exportador mundial a partir de una serie de plantas de licuefacción que están en carpeta, pero que demoran varios años en construirse.

Fuente: La Mañana de Neuquen