Presiones e interpelaciones se posicionaron en el evento que demandó “transiciones justas e inclusivas” y, principalmente, normas regulatorias que faciliten la inversión hacia la industria de los hidrocarburos, en medio de un escenario global decidido a priorizar las renovables frente a los combustibles fósiles.
Destacando la tensión entre satisfacer la demanda creciente de energía y atender el cambioclimático, Carlos Garibaldi, Secretario Ejecutivo de la Asociación de Empresas de Petróleo, Gas y Energía Renovable de América Latina y el Caribe (ARPEL), graficó en Lima, Perú, la situación actual de la industria de los hidrocarburos, reconocida como la más poderosa del planeta.
Garibaldi dijo que: “En estos días nos enteramos también que el mundo ha superado los 8 billones de habitantes lo que hace crecer la demanda de energía; hay, entonces, una cierta tensión entre nuestro deber de atender el cambio climático y satisfacer esa demanda, una tensión compleja.”
Ante aproximadamente 500 líderes de las industrias más importantes del sector de América Latina y el Caribe, remarcó, en la clausura del evento, que la región ya tiene una matriz energética con alto porcentaje de renovables y que es la más limpia en materia de generación de energía y que por tanto “tiene el derecho y el deber de desarrollar sus recursos hidrocarburíferos para tratar tanto la pobreza económica como la pobreza energética.”
Refirió que esta intersección entre seguridad energética y transiciones energéticas-que deben ser asumidas de manera particular por cada uno de los países en atención a sus propios contextos,brinda desafíos y oportunidades, como señalaron varios de los expositores que se dieron cita en ARPEL 2022, exponiendo un escenario complejo, pero, decididos a continuar apuntalando al sector, con mayor énfasis en el cuidado del medio ambiente, los derechos humanos, la tecnología y la sostenibilidad.
“Como industria regional, tenemos muy clara la urgencia de transiciones energéticas, las estamos encarando, estamos descarbonizando nuestras operaciones y diversificando nuestros portafolios energéticos con la incorporación de energías renovables”, dijo haciendo notar que dos terceras partes de los que participaron en las encuestas interactivas de este evento, confía en que son realizables las “transiciones energéticas justas” así como cumplir con los objetivos del acuerdo de París.
Sin embargo, dijo que esa postura deja también un notable grado de escepticismo remarcando que, en efecto, las contribuciones nacionales no muestran al 2030 una disminución significativa del uso de los combustibles fósiles para evitar que el termómetro suba por encima de 1.5 a 2 grados centígrados, como parte del esfuerzo por frenar la crisis climática global.
Con todo, acotó que las asociaciones empresariales como ARPEL y las aliadas, juegan un rol protagónico en la transformación del sector para acelerar las transiciones energéticas por medio de la cooperación y el intercambio a nivel técnico y estratégico, entre sus empresas y también a nivel de gobiernos con la coordinación de sus pares en hidrocarburos.
PRESIONES E INTERPELACIONES
“Uno de los principales desafíos es lograr un proceso de transición justo e inclusivo que a la vez disminuya la pobreza energética en consideración de cada contexto nacional”, resumió Garibaldi insistiendo en que no existe un único camino para la transición energética, dirigida a frenar o cuando menos mitigar las consecuencias del cambio climático. La industria de los hidrocarburos mostró, en ARPEL 2022, las significativas presiones e interpelaciones que soporta en medio de un escenario global decidido a priorizar las renovables frente a los combustibles fósiles.
ES UNA TRANSICIÓN Y NO UN REEMPLAZO
En la clausura de la sexta edición de ARPEL, Garibaldi dijo que “para bien o para mal no confrontamos el fin del petróleo y el gas porque esto es una transición y no un reemplazo”. Incidió en los avances de países como Brasil, Argentina, Colombia, Guyana y Surinam que posicionan a América Latina como un sector clave para satisfacer la creciente demanda de energía accesible, segura y sustentable.
Garibaldi recalcó que en esta intersección entre seguridad energética y transición energética, calza bastante bien el gas natural, resaltando recomendaciones en torno a que la región debe atender temas como el mercado; marcos regulatorios claros para la inversión; y, la refinación, que debe incorporar productos nuevos y con mayor valor agregado.
Dijo que el tema central es la sostenibilidad que, como un concepto “político”, incluye mejorar la eficiencia operativa de los procesos apoyados en la transformación digital, preservando los activos digitales del sector al igual que los activos físicos con la ciber seguridad.
Esto implica, para Garibaldi como para varios de los expositores durante el evento, mantener y renovar la licencia social, involucrar el respeto al medio ambiente, a la cultura, y a los derechos humanos. Exige la transparencia, el cumplimiento y el financiamiento para desarrollar nuevos prospectos exploratorios y atraer elemento humano, hacia una industria que por el momento debe luchar contra el estigma de “contaminante”.
Remarcó que las transiciones energéticas deben estar embebidas en las organizaciones y ligadas a una estructurade gobernanza, con énfasis en la comunicación.
“…el sector petrolero no ha dejado de ser la sustentación del mundo y que pese a ello el sector enfrenta “una falta de inversión muy grave.” “
LA REGIÓN MÁS VERDE
Destacando que América Latina ha mostrado un fuerte compromiso con la descarbonización y la mitigación del cambio climático, ya que un tercio de su matriz energética proviene de fuentes renovables y su emisión de gases de efecto invernadero apenas llega al 8% del total mundial, Alejandro Stipanicic, Presidente del Directorio de ARPEL, coincidió con Medardo Cadenas, Director de Estudios, Proyectos e Información de la OLADE, en que “América Latina es la región más verde del planeta”.
“Somos la región del mundo más verde, contribuye apenas con el 8,3% de las emisiones globales, pero nos están demandando que seamos mucho más de la solución, es una oportunidad, un desafío pero también una cierta injusticia”, sostuvo, durante la clausura de ARPEL 2022.
“Nos hablan de transición energética pero se olvidan que los energéticos actuales tienen que seguir produciéndose”, remarcó a tiempo de destacar que vienen años de alta intensidad en la exploración Off Shore, como conclusión a que el sector petrolero no ha dejado de ser la sustentación del mundo y que pese a ello enfrenta “una falta de inversión muy grave.”
“Sin embargo, el sector se supera a sí mismo, hoy produce pozos más baratos y son cada vez más productivos porque el sector se supera”, subrayó Stipanicic. En esta línea, el evento permitió remarcar que el sector está camino a una transición energética responsable donde el gas, principalmente, permite la credibilidad y gobernabilidad necesaria para apuntalar procesos de desarrollo en la región y que debe combatir la desinformación con datos.
En este marco, las transiciones energéticas justas, en una región con escaza incidencia en el conjunto de las emisiones globales, con importantes recursos hidrocarburíferos que deben ser explotados para atender tanto la pobreza económica como la pobreza energética, fueron la tónica de las intervenciones que expusieron la realidad del sector en un tiempo donde hasta los organismos internacionales se resisten, dijeron, a financiar su sostenibilidad.
En este marco, ARPEL 2022 no dejó de remarcar la importancia de la sostenibilidad, los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente, asegurando que “ya no son opciones, sino requisitos para operar legítimamente en el sector.”
Con todo, destacaron la importancia de contar con “licencia para operar” en la medida que la industria de los hidrocarburos sigue siendo la proveedora de energía más confiable en tiempos de transición que requerirá cambios sustanciales del sistema energético en los próximos 30 años.
“…financiamiento para desarrollar nuevos prospectos exploratorios y atraer elemento humano, hacia una industria que por el momento debe luchar contra el estigma de “contaminante.”
Fuente: Energía Bolivia