Makhtar Diop afirmó que el país es uno de los principales objetivos de los inversores, en gran parte por la posibilidad de montar negocios sostenibles.
La COP27 se ha centrado en la financiación de países desarrollados a países en desarrollo para la contención de daños, reparaciones y adaptaciones al cambio climático. Así ha sido desde el inicio de la conferencia y el movimiento se fortaleció el martes (9), el primer día después de los discursos de los líderes. En los salones de la conferencia también se habla de financiamiento para las empresas, a través de la generación de recursos limpios.
En entrevista con CNN, el director ejecutivo de la Corporación Financiera Internacional (IFC), Makhtar Diop -brazo del Banco Mundial- dijo que Brasil es uno de los principales objetivos de los inversores, en gran parte por la posibilidad de montar negocios sostenibles. . “El potencial de Brasil es inmenso. Desde Ceará hasta Río de Janeiro, tenemos un enorme potencial con la generación de energía limpia. Esto es algo en lo que debemos invertir y apoyar la transición en América Latina”, dijo.
Entre las principales tareas del IFC está el establecimiento de puentes entre inversores y empresas innovadoras y sostenibles, pero también entre empresas innovadoras y el sector público. La institución busca explicar a los gobiernos la importancia de adaptarse y facilitar la entrada de estas empresas sostenibles al mercado.
Alrededor del 70% de la cartera de IFC es energía renovable. Según Diop, la corporación está enfocada en la parte más pobre del mundo, principalmente en el continente africano, donde pretenden fortalecer las inversiones en energía solar. En países con abundantes recursos naturales, la idea es invertir en hidrógeno verde, que es generado por energías renovables o bajas en carbono.
En Brasil, Diop recordó que la IFC lanzó bonos verdes, que tienen como objetivo financiar proyectos de sostenibilidad, y, de manera pionera, bonos azules, que son mecanismos que buscan apoyar océanos limpios y proyectos marítimos sostenibles. Los diálogos se han ido fortaleciendo, según el director. “Y esto es muy bien recibido por las empresas en Brasil. También estamos aumentando el diálogo en las APP (asociaciones público-privadas). Parte de la deuda se basa en bonos sostenibles”.
El modelo de economía circular, en el que se sustituye el concepto de fin de vida de un producto por el de reutilización o reciclaje no lineal, ha sido un atractivo para los inversores. “También queremos salir del plástico. Tenemos proyectos en Brasil en la producción de papel sostenible”. El representante del IMC afirmó que tiene la intención de viajar a Brasil entre finales de este año y principios de 2023, para fortalecer la inversión sostenible en las áreas de inclusión social y digital.
La barrera de la deforestación La evolución del mercado brasileño sostenible depende, sin embargo, de la preservación del medio ambiente. Y aunque Brasil es visto como un país con gran potencial para reducir las emisiones de gases, fortalecer el mercado crediticio y generar energía limpia, en la práctica el país enfrenta récords anuales de deforestación en la Selva Amazónica y emisiones de gases de efecto invernadero.
Mientras tanto, en la llamada “Conferencia de Implementación Climática”, un grupo de al menos 25 países formaron la Asociación de Líderes para los Bosques y el Clima (FCLP). La idea es recuperar los bosques para 2030. Por ahora, Brasil no se ha sumado a la alianza. Las negociaciones continúan.
Fuente: CNN