El Estado Plurinacional de Bolivia es uno de los pocos países de América —y del mundo— que mantiene estable los precios de la gasolina, el diésel, el gas natural vehicular (GNV) y el gas licuado de petróleo (GLP) que se comercializan en el mercado interno, pese al incremento del precio internacional del petróleo crudo,ocasionado por el conflicto entre Rusia y Ucrania. Esta medida de mantener los precios “congelados” es una política del gobierno nacional, en el marco de su Modelo Económico Social Comunitario Productivo, que permite reducir el riesgo de una ola de inflación que desataría el incremento en el valor de los carburantes.
El sector energético es el motor de cualquier actividad de desarrollo en el mundo. Por ello, la subvención al precio de los combustibles para su comercialización en el mercado interno es la política con mayor impacto positivo para las familias bolivianas.
Bolivia se caracteriza por ser un productor de gas, pero no así de petróleo. Por tanto, debe importar diésel e insumos y aditivos para la gasolina. A causa del conflicto Rusia-Ucrania, el costo de estos líquidos se incrementó sustancialmente en el exterior, ocasionando que Bolivia importe estos productos a un precio superior al de años anteriores. Sin embargo, al Modelo Económico Social Comunitario Productivo, el Estado mantiene congelados los precios en el mercado interno.
Desde hace más de 15 años, los bolivianos adquieren la gasolina especial a Bs3,74 por litro (Bs/l), el diésel a Bs3,72 por litro, el metro cúbico de GNV a Bs1,66 y una garrafa con GLP a Bs22,5; sin mencionar que el precio del gas domiciliario es uno de los más baratos de la región, con un costo que oscila entre los Bs10 y Bs12 al mes.
La estabilidad de estos precios fortalece la seguridad energética del país y da certidumbre a los emprendimientos de los sectores públicos, privados e industriales que requieren indispensablemente de los recursos energéticos.
Además, y no menos importante, el sostenimiento del precio de estos hidrocarburos es un factor determinante para controlar la inflación. Un mínimo incremento en el precio de los combustibles desataría la subida de precios del transporte público, de los fertilizantes, de los alimentos y de casi todos los productos y servicios en el país; y, posteriormente, aunque los combustibles volvieran a su precio actual del mercado interno, no ocurriría lo mismo con los productos y servicios.
Por tanto, la subida del costo de los carburantes no solo afectaría a los conductores particulares, al transporte público, al agro o a la industria, sino que tendría impacto directo en el bolsillo de cada ciudadano del país.
Abastecimiento garantizado
El 19 de enero de 2022, el presidente Luis Arce promulgó el Decreto Supremo 4661, que establece la reducción del gravamen arancelario a 0% para la importación de petróleo crudo y que permite a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) definir los volúmenes que se deban importar de ese hidrocarburo en función a la necesidad del mercado interno y la capacidad de procesamiento de las refinerías.
Con esta norma, el gobierno nacional, mediante el Ministerio de Hidrocarburos y Energías y sus entidades bajo tuición: YPFB y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), garantiza el abastecimiento de carburantes para todos los sectores en el país.
Cada año, el parque automotor incrementa y ocasiona una subida en la demanda interna de combustibles. Sin embargo, esta situación no ha representado problema alguno para el gobierno nacional, que ha sabido anticiparse a posibles percances para que la oferta de los hidrocarburos se haya mantenido estable, a diferencia de lo ocurrido durante el golpe de Estado en 2020, cuando la población debía madrugar y hacer largas filas para abastecerse de combustibles.
A fines de mayo de este 2022, el incumplimiento en la entrega de líquidos por parte de una empresa peruana perjudicó la cadena de suministro para el mercado occidental del país. Sumado a ello, una campaña de desinformación por personas inescrupulosas sembró especulación en la población con el precio de los combustibles. Sin embargo, esa situación fue subsanada en el menor tiempo gracias a que la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) gestionó los medios necesarios con otros proveedores e incrementó en más del 100% la capacidad de las refinerías para estabilizar el abastecimiento interno de combustibles.
Por otra parte, es necesario aclarar que el incremento en los recursos erogados para la subvención de los combustibles no se debe a que el consumo interno se haya disparado o a que haya una menor producción de líquidos en el país, como algunos medios de comunicación han señalado malintencionadamente. El aumento se debe por la subida de precios del petróleo, como se explicó anteriormente.
Contexto internacional
El conflicto entre Rusia y Ucrania se desató en febrero de 2022, y a penas un mes después los precios de los combustibles para el consumidor final se incrementaron en los países de la región. Sin embargo, Bolivia supo controlar este efecto para garantizar la estabilidad económica de la población, tal como se describen en los siguientes gráficos:
Como se puede evidenciar, en Argentina se incrementó el precio del diésel en un promedio de 54%, en Brasil este combustible prácticamente duplicó su costo, en Chile se incrementó en un promedio de 79% y en Perú en un promedio de 95%. Mientras que la gasolina especial, en Argentina se incrementó en un promedio de 59%, en Brasil y Chile el precio se incrementó en más de 100% y en Perú se incrementó en un promedio de 98%.
Al contrario de lo que ocurrió en estos países vecinos, Bolivia mantuvo fijos los precios de los carburantes, en el marco de una política instruida por el presidente Luis Arce para dar certidumbre y tranquilidad y avanzar hacia la reactivación económica del pueblo boliviano.
Fuente: Energía Bolivia