Los registros de producción de hidrocarburos de mayo dejaron buenas noticias para el país, ya que tanto la producción de gas natural como la de petróleo crecieron. El común denominador en este aumento fue Vaca Muerta, la formación no convencional que sumó más de 100.000 barriles por día en los últimos dos años y traccionó el balance nacional.
El mapa completo del país mostró que en mayo la producción de petróleo llegó a los 584.075 barriles por día en el promedio mensual, el nivel más alto de los últimos 20 años.

ero si a ese mapa se le hace una suerte de zoom, la realidad marca que de las diversas cuencas hidrocarburíferas del país hubo solo una que no solo creció, sino que lo hizo de tal forma que compensó el declino de las demás zonas.

Se trata de la provincia de Neuquén, como jurisdicción, pero en específico de Vaca Muerta, ese conjunto de áreas y yacimientos que hoy concentra en un puñado de desarrollos el 40% de la producción de crudo del país, o dicho de otro modo, dos de cada cinco barriles extraídos.

En este crecimiento de la producción se puede tomar como un claro punto de análisis la comparación con marzo del 2022, el último mes que tuvo una producción estable antes del inicio de la pandemia que desplomó no solo el consumo, sino que también obligó al cierre de pozos productores.

En ese mes, la producción de Argentina llegó a los 528.675 barriles por día, con lo cual la producción del mes pasado marca un alza de 55.400 barriles, es decir un 10,48%.

Neuquén se había situado en marzo del 2020 como la principal provincia productora de petróleo del país, desplazando luego de mucho tiempo de ese puesto a Chubut. La provincia que capitaliza a Vaca Muerta había marcado en la previa a la pandemia una producción diaria de 169.367 barriles.

La foto del mes pasado muestra que, contando la producción de shale oil, Neuquén aportó nada menos que 270.040 barriles por día, un crecimiento del 59,44% que la llevó a sumar en este período 100.673 barriles por día.

Pero si se ahonda aún más el análisis, nos encontramos con el rendimiento de las áreas de Vaca Muerta, esa porción de 36.000 kilómetros cuadrados que se ubica a 2500 metros bajo tierra y que de momento tiene sus grandes desarrollos solo en Neuquén.

En marzo del 2020 las áreas de Vaca Muerta sumaron una producción de 122.997 barriles por día, mientras que el mes pasado la extracción llegó a los 234.000 barriles diarios.

Esto es un salto del 90,24%, y una incorporación diaria de nada menos que 110.003 barriles que son los que explican prácticamente toda el alza nacional, ya que en el balance son los que permitieron además compensar la caída que se observa en la producción convencional.

El caso de Chubut es un claro ejemplo de esto. En marzo del 2020 la producción fue de 149.431 barriles por día, mientras que el mes pasado cayó a los 139.503 barriles por día. Se trata de una baja del 6,64%, con una pérdida diaria de casi 10.000 barriles.

Pero como se mencionó, en las demás cuencas la situación lejos de ser de crecimiento es de caída. En el caso de Santa Cruz, la tercera provincia productora de petróleo, en marzo del 2020 la producción llegó a los 82.857 barriles por día. Pero el mes pasado registró solo 68.431 barriles diarios, es decir una caída del 17,41%, que marca la pérdida de 14.426 barriles por día.

Mendoza es otra de las provincias productoras de petróleo. En la previa de la pandemia alcanzó un nivel de extracción de 65.883 barriles por día, mientras que el mes pasado el balance fue de 54.616 barriles diarios.

Esto implica que la provincia del sol y el vino tuvo una caída en su producción del 17,10% y bajó sus extracciones en 11.267 barriles por día.

Por último, Río Negro no escapó y para nada de esta caída de la producción convencional. La provincia pasó de producir 27.748 barriles por día en 2020 a los 22.097 que tuvo el mes pasado, una baja de 5.651 barriles, o mejor dicho, del 20,36%.

Más shale, un problema para el gasoil

Si bien es una buena noticia que la producción de petróleo de Vaca Muerta crezca, al punto que hoy está muy cerca de colmar la capacidad de transporte recientemente ampliada del sistema de Oldelval, también es una no tan buena noticia para el sector del downstream, para las refinerías.

El shale oil es un petróleo liviano, mucho más liviano que el tradicional Medanito que se produce en la Cuenca Neuquina, y mucho más liviano aún que los crudos pesados como el Escalante de Chubut y Santa Cruz.

A la hora de procesar ese petróleo liviano en las refinerías del país se producen dos fenómenos que no ayudan al problema que desde hace meses enfrenta Argentina con la falta de gasoil.

El primer problema es que este tipo de crudo más liviano incrementa el parafinado de las instalaciones, obligando a las refinerías a tener que realizar limpiezas de forma más periódica que lo que se venía realizando e implicando así que parte de las instalaciones de los complejos no pueden estar “a tope” por esos trabajos de mantenimiento.

Pero sin lugar a dudas el segundo problema es la baja capacidad que tiene el shale oil a la hora de producir gasoil. En la industria se dice que el crudo de Vaca Muerta es mucho más naftero que otra cosa, para graficar precisamente el bajo rendimiento que tiene este petróleo liviano a la hora de producir gasoil, para lo cual se requiere su mezcla o blending, con una mayor cantidad de petróleo pesado como el Escalante que, sin embargo, muestra una caída en su producción.

Es por esto que, si bien la producción nacional de petróleo sube, no necesariamente implica que se solucionará el faltante de gasoil en el país, aunque sí es una muy buena noticia para la balanza energética nacional dado que se trata de barriles que exceden el nivel de consumo del país y que por ende tienen como claro destino el mercado exportador.

Fuente: Río Negro