La integración alrededor de los recursos naturales de América Latina y el Caribe es el nuevo tema de discusión para alcanzar la seguridad energética.
Según la CEPAL, con la guerra entre la Federación de Rusia y Ucrania, se frena la globalización: la sucesión de crisis debilitó la estructura productiva y el crecimiento mundiales mientras que en América Latina y el Caribe el déficit comercial de hidrocarburos estuvo en un rango del 0,3% al 0,4% del PIB entre 2017 y 2020.

Pero, agrega que si se excluye a los mayores productores de petróleo de la región, la balanza comercial de hidrocarburos como porcentaje del PIB, en un promedio de 25 países, presenta un déficit mucho mayor: de un 3,9% en el período 2017-2019 y un 2,3% en 2020 (véase el gráfico 1).

PAÍSES PRODUCTORES DE HIDROCARBUROS

El documento de la CEPAL denominado “Repercusiones en América Latina y el Caribe de la guerra en Ucrania: ¿cómo enfrentar esta nueva crisis?” , señala que al igual que en el caso de los alimentos y otros rubros, la guerra tendrá diferentes impactos en los países de la región que, en este caso, pueden dividirse en tres grupos:

– Grupo 1: Se trata de los países productores de hidrocarburos que son exportadores netos, como el Brasil, Colombia, el Ecuador, Trinidad y Tabago y Venezuela (República Bolivariana de). Este grupo también incluye al Estado Plurinacional de Bolivia, que exporta gas natural, y a Guyana y Suriname, que tienen una pequeña participación en el mercado petrolero mundial y regional, pero cuentan con reservas significativas y gran potencial de producción.

Indica que estos países si bien, como el resto de los países de la región, necesitan importar productos refinados (por ejemplo, gasolina) para satisfacer su demanda interna tienen una balanza comercial de hidrocarburos positiva, cuyo saldo, con excepción del Brasil y Suriname, supera el 3% del PIB.

«La economía de algunos de estos países es dependiente de las exportaciones de hidrocarburos, como ocurre con la de Venezuela (República Bolivariana de) (dependencia alta), Trinidad y Tabago y Colombia (dependencia moderada).

– Grupo 2: Son países productores y exportadores de hidrocarburos, pero que tienen una balanza comercial negativa porque su producción de productos refinados para el mercado interno es altamente deficitaria. Este grupo incluye a la Argentina, México y el Perú. El déficit de los dos países sudamericanos es menor que el promedio ponderado de la región, a diferencia del de México, que es mayor. Las exportaciones de bienes de estos países están más diversificadas (aunque, en los casos de la Argentina y el Perú, concentradas en otros recursos naturales), por lo que el peso de los hidrocarburos es bajo.

– Grupo 3: Los restantes países, que cuentan con una producción de hidrocarburos muy pequeña, en su mayoría destinada a la refinación, presentan una balanza comercial deficitaria permanente para estos productos. El déficit comercial de hidrocarburos de este grupo de países representa un promedio ponderado de más del 1% del PIB. „

CAPACIDAD DE REFINACIÓN

Refiere que la capacidad de refinación de hidrocarburos de la región (a nivel agregado) es excedentaria (véase el cuadro 1), pero, como en el caso de la producción de petróleo, la situación varía de un país a otro, dependiendo de si es productor de crudo, si los precios internos favorecen la refinación, si ha realizado inversiones en mantenimiento de plantas o si tiene capacidad e infraestructura exportadora, entre otros factores.

“Por ejemplo, la Argentina, el Brasil, Colombia y el Ecuador han mantenido una capacidad utilizada superior al 60%, incluso durante 2020, mientras que las de México y el Perú han estado bajo el 50% y la de la República Bolivariana de Venezuela ha sido inferior al 10%”, agrega.

Para la CEPAL la capacidad de refinación de hidrocarburos de la región (a nivel agregado) es excedentaria (véase el cuadro 1), pero, como en el caso de la producción de petróleo, la situación varía de un país a otro, dependiendo de si es productor de crudo, si los precios internos favorecen la refinación, si ha realizado inversiones en mantenimiento de plantas o si tiene capacidad e infraestructura exportadora, entre otros factores.

Señala que en esta línea, Argentina, Brasil, Colombia y el Ecuador han mantenido una capacidad utilizada superior al 60%, incluso durante 2020, mientras que las de México y el Perú han estado bajo el 50% y la de la República Bolivariana de Venezuela ha sido inferior al 10%.

BENEFICIOS Y DESVENTAJAS

Indica que teniendo en cuenta las capacidades de producción y refinación, los países del grupo 1 se beneficiarían de precios altos de los combustibles fósiles por su efecto positivo en la balanza comercial y los ingresos fiscales, haciendo notar que el impacto final dependerá de su situación presupuestaria y del destino del gasto de los recursos excedentes (por ejemplo, si se destinan a subsidios al consumo o la producción de combustibles).

Asimismo, explica que dependiendo de las perspectivas de su duración, el alza de precios generaría incentivos para incrementar la producción de hidrocarburos, mediante mayor inversión en exploración y explotación. „

«… esto indica la necesidad de avanzar en una agenda regional de integración energética que incluya estas fuentes de energía fósiles, además de las energías renovables”

Los países de los grupos 2 y 3 verían afectadas de forma negativa sus balanzas comerciales (el efecto en los ingresos fiscales del sector dependerá de si son productores o no) y deberán aplicar medidas de política a muy corto plazo para lograr un equilibrio interno entre la oferta y la demanda de combustibles fósiles, considerando las necesidades de los hogares y las actividades económicas clave

DINÁMICA DE PRECIOS E INTEGRACIÓN ENERGÉTICA

Señala también que la dinámica de los precios podría provocar incentivos contrarios en estos dos grupos. Dice que, por un lado, en el grupo 2, podría promover la industria de hidrocarburos a corto plazo, ya que estos países cuentan con reservas y capacidades instaladas. Por otro, en el grupo 3, podría impulsar una aceleración de la transición energética hacia las fuentes renovables.

Considera que, en ambos casos, las polí- ticas públicas serán fundamentales para dar señales sobre el futuro de la seguridad energética. “Las capacidades de producción y refinación de la región (a nivel agregado) serían suficientes para abastecer a todos los países de crudo y de ciertos derivados del petróleo, en el supuesto de una utilización total de la capacidad”, dice.

Asegura que más allá del desafío que representa en los aspectos técnico, económico, de infraestructura e institucional, esto indica la necesidad de avanzar en una agenda regional de integración energética que incluya estas fuentes de energía fósiles, además de las energías renovables, para lograr la seguridad energética regional.

…el alza de precios generaría incentivos para incrementar la producción de hidrocarburos…”

Fuente: Energía Bolivia