El ministro de Hidrocarburos y Energía, Franklin Molina, concedió una entrevista exclusiva para conversar sobre el litio en Bolivia. Destacó que a inicios de 2023 el país tendrá en marcha una planta de carbonato de litio con una capacidad de 15.000 toneladas anuales y que se espera llegar a producir 40.000 antes de 2025. Este año se invertirá Bs 1.053 millones. El cloruro de potasio se industrializará como fertilizante.—Conozcamos su perfil.

—Soy formado en economía en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno. He tenido cursos de posgrado en Gestión Pública y también en Administración Financiera. Me he desenvuelto durante aproximadamente 15 años en el sector energético, trabajando en distintas áreas. En su momento trabajé en la refundación de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE); entre 2006 y 2007 desarrollamos una propuesta para ENDE. Luego de eso me desempeñé en distintos cargos. Fui viceministro de Desarrollo Energético hasta febrero de 2015. Posteriormente, trabajé en proyectos energéticos como consultor, también como docente universitario. A partir de noviembre de 2020 me tocó asumir la función de ministro.

—Dirigir el Ministerio de Hidrocarburos y Energías, uno de los más importantes del Gobierno, ¿cómo ha cambiado su vida?

—Bastante. Es una dinámica muy complicada porque son varios subsectores que hay que atender. No solamente es hidrocarburos, sino también el sector eléctrico y además estamos viendo el tema de litio, el tema nuclear y lógicamente hay que tratar de reactivar proyectos que nos dejaron en noviembre de 2019. Ha sido complejo, hemos tenido una dinámica bastante particular en cada uno de los subsectores, primero garantizando el abastecimiento energético y luego reactivando cada uno de los proyectos con cada una de sus particularidades. Está el compromiso con el país, con nuestro gobierno y el presidente Luis Arce. Es una importante oportunidad que tengo para trabajar por el país, por este sector, tan intensivo en cuanto a tecnología, capital y del que lógicamente dependen varios otros proyectos, tanto industriales como de transformación de la matriz energética.

—¿Cómo ve el contexto inmediato para el actual Gobierno?

—Es una situación muy sui géneris en el país, muy distinta a lo que fue la gestión anterior, me refiero al gobierno de Evo Morales, y en un contexto también complejo, saliendo de una crisis política, un gobierno de facto y encima la situación de la pandemia. Peor aún, con la guerra en Ucrania, que está golpeando a todo el mundo.

—En ese contexto, ¿cuál es la situación actual de la producción de litio en Bolivia?

—En el país tenemos una planta piloto de carbono de litio y tenemos una planta industrial de cloruro de potasio; es una planta pequeña en este momento, con 1.000 toneladas anuales de capacidad. Actualmente, con Yacimientos de Litio de Bolivia (YLB), estamos trabajando también en materiales catódicos y baterías de litio utilizando el producto de esta planta.

—¿Cuánto se produjo en 2021 y qué se espera en 2022?

—En 2021 se produjeron aproximadamente 543 toneladas métricas de carbonato de litio, eso en función a que se reactivó la planta. Para este año estamos bordeando las 900 toneladas métricas. Un aspecto importante es que ya estamos proveyendo baterías automotrices, para la empresa boliviana Quantum. También estamos desarrollando una planta importante, con una capacidad de 15.000 toneladas métricas anuales de carbonato de litio. Tenemos también una planta de cloruro de potasio con una capacidad de 350.000 toneladas métricas anuales. Durante 2019 y 2020 todo esto estuvo paralizado, se afectaron piscinas de producción y se dejó de construir infraestructura. El cloruro de potasio es un producto muy importante, que se exporta y es utilizado como fertilizante.

—¿Cómo va la evolución de los precios?

—La situación del mercado en este momento, tanto de cloruro de potasio como de carbonato de litio, nos hace pensar que vamos a contar con buenos precios, por lo menos hasta 2024, según proyecciones de la Agencia Internacional de Energía. La demanda tendría un incremento casi del 500%, dada la necesidad y el requerimiento que tienen los países asiáticos, europeos y americanos.

—¿Cuáles son las principales inversiones que se tienen planificadas para 2022?

—Para cumplir con el plan de gobierno diseñado por el presidente Luis Arce, se tiene previsto para este año alrededor de 1.053 millones de bolivianos de inversión en distintos proyectos. Uno tiene que ver con las instalaciones de tratamiento de agua para la planta de carbonato de litio que tenemos en proceso de ejecución y que vamos a concluir durante esta gestión. Está previsto el proyecto de cuantificación del Salar de Coipasa, en Oruro. El objetivo es ir avanzando en la industrialización.

—¿Cuándo ingresa en funcionamiento la Planta de Carbonato de Litio y la inversión prevista?

—La Planta de Carbonato de Litio se va a concluir para finales de 2022 y operará a inicios de 2023, con una inversión de alrededor de 760 millones de bolivianos. Es una planta que estará en condiciones de producir industrialmente. Adicionalmente se lleva adelante un proceso de selección para la extracción directa de litio (EDL), donde hay ocho empresas. Una vez que se determine la viabilidad tecnológica, se establecerá un modelo de negocio para llevar adelante este proyecto. La meta es llegar a producir 40.000 toneladas antes de 2024. Este año ya estaríamos con una producción industrial de carbono de litio, lo cual nos pone en otro escenario. Esta planta de carbono de litio también requiere una planta adicional, que está en proceso de licitación, con una inversión de casi Bs 350 millones. Vemos que vamos a entrar con costos competitivos y posibilidades reales de entrar en un juego global. Es muy importante para nuestro país correr con los tiempos, que son estratégicos y decisivos para llevar adelante la industrialización del litio.

—¿A qué mercados se apunta con la producción de bicarbonato de litio y de cloruro de potasio?

—Los mercados para el bicarbonato de litio básicamente son los mercados asiáticos, europeos y Rusia. Hemos tenido adquisiciones en los últimos meses, tanto de China como de Rusia y otros mercados. Evidentemente en esto no se descarta a cualquier otro comprador de ultramar. En el caso del cloruro de potasio, que es ocupado como fertilizante, los principales mercados son Brasil y Chile. De hecho, hemos tenido conversaciones también con otros países vecinos que están interesados en adquirir este producto. Adicionalmente, estamos trabajando en una planta de NPK (fertilizantes producidos en base a nitrógeno, potasio y sodio), que es muy importante al usar la urea producida por YPFB y el potasio por YLB. Con estos materiales, más la roca fosfórica que se produce en Cochabamba, vamos a poder producir NPK suficiente para abastecer la demanda interna del país y luego exportar el excedente en una siguiente fase. Con esto estamos garantizando la provisión de fertilizantes en Bolivia, en un momento tan clave en el mundo. No olvidemos que Rusia es el principal productor de fertilizantes y, por efecto de la guerra con Ucrania, el requerimiento se ha disparado. Adicionalmente, debido a la pandemia, los países comenzaron a demandar estos productos como elemento central para su seguridad alimentaria.

—En el caso de la producción de fertilizantes, ¿ésta hará realidad la industrialización de los recursos evaporíticos en el país?

—Correcto, tomando en cuenta también al carbonato e hidróxido de litio, esa es la visión que ha definido nuestro presidente Luis Arce. En sí, todos los proyectos tienen que ver con la industrialización, con la sustitución de importaciones. En otro momento podemos abordar también la sustitución de combustibles, pero, en materia de litio, el objetivo no es solamente sustituir, sino generar toda una cadena de suministro que permita generar fuentes de empleo y desarrollar nuevas industrias.

—Respecto al carbonato de litio, ¿cómo se encarará la industrialización?

—A diferencia de Argentina y Chile, Bolivia ha definido e iniciado un proceso soberano, con recursos propios. Todo el macroproyecto de industrialización que se ha implementado en YLB se ha definido en tres fases: una primera de pilotaje, para la producción de recursos evaporíticos, material catódico y baterías. Una segunda fase de producción semiindustrial de recursos evaporíticos, tanto con la parte de procesamiento de cloruro de potasio y carbonato de litio, y una tercera fase que tiene que ver con la producción de materiales catódicos y llegar a producir baterías. Ese es el objetivo mayor que persigue nuestro país. Es un proceso bastante ambicioso llevado adelante por nuestro país. Reitero, antes de 2025 esperamos estar produciendo a una escala industrial que supere las 40.000 toneladas de carbono de litio al año.

—Para este proceso se requieren fuertes inversiones, ¿se tiene identificado posibles socios estratégicos para la industrialización del carbonato de litio?

—Las inversiones que se han realizado en materia de industrialización son bastante importantes. Como señalamos, casi $us 200 millones en la Planta de Cloruro de Potasio, en la de Carbonato de Sodio casi $us 110 millones. La inversión es fuerte. Solo para concluir toda esa fase de consolidación estamos hablando de Bs 1.050 millones en esta gestión 2022. En este momento tenemos desarrollado todo un proceso que existe también en países como Argentina y Chile, a partir de un proceso de evaporación mediante piscinas. Sin embargo, esos son procesos un poco lentos que, con el tiempo y el desarrollo tecnológico, se busca mejorar. Por esto estamos trabajando en la EDL, con ocho empresas de distinto origen: chino, ruso, americano y argentino. El objetivo es poder avanzar en este tipo de tecnologías, porque nos va a ayudar a disminuir los tiempos, los costos y además es más amigable con el medioambiente porque al obtener la materia de manera directa se consume menos agua. Todo este proceso, sumado a una optimización, nos ayudaría a llegar en una coyuntura bastante apropiada con una producción ya en escala industrial, para cumplir las metas de nuestro plan.

—Días atrás se conoció el interés de países como México y Argentina para conformar alguna forma alianza estratégica con relación al litio. ¿Cuál es la situación de esto?

—Hemos iniciado algunas conversaciones y lógicamente que el intercambio entre países para nosotros es importante. Hemos tenido hace unas semanas un foro con los ministros de Argentina, Chile, México y Bolivia, donde se ha acordado una reunión del más alto nivel a realizarse durante este año con el objetivo de poder avanzar en materia de cooperación y de intercambio tecnológico. Esto es muy importante porque, evidentemente, no es lo mismo avanzar de manera individual que en el marco de un proceso colectivo que sin duda nos puede generar una sinergia bastante positiva. .

—Muchas gracias, ministro

—Que nos vaya bien a todos, gracias.

Fuente: La Razón