El plazo para que Bolivia y Argentina firmen la sexta adenda de compra y venta de gas se acerca. De acuerdo a los expertos en la materia, Bolivia no puede cumplir con la demanda del vecino país en términos de volumen; sin embargo, la invasión rusa a Ucrania desencadenó un componente que puede inclinar la balanza de la negociación en favor de YPFB: el precio.
El analista energético Franceso Zaratti sostuvo que, en un contexto “normal”, Argentina podría aplicar a Bolivia las multas establecidas en el contrato por no enviar los volúmenes de gas comprometidos. Sin embargo, ahora no se vive un contexto normal. La guerra en Ucrania elevó los precios del petróleo y del gas natural licuado (GNL).
De acuerdo a los expertos consultados, el precio al que Bolivia vende gas a Argentina está muy por debajo del precio internacional.
“Como el gas boliviano reemplaza al LNG, el precio que ponemos debería estar en función del combustible que reemplazamos, no menos. Entonces, YPFB debe tener cuidado en no hacerse ‘fumar’ porque ahora tiene una carta fuerte para jugar. En otras palabras, nuestro gas se ha revaluado”, sostuvo Zaratti.
Con él coincidió el experto en hidrocarburos Hugo del Granado. Dijo que, en el contexto actual (altos precios de combustibles por la guerra), a Argentina no le queda mejor opción que importar gas boliviano incluso a menor volumen y con un “reajuste” en el precio que favorezca al vendedor.
“Por ahora, Argentina no puede prescindir del gas boliviano, de lo contrario tendría que comprar de ultramar y eso es 20 veces más caro de lo que paga en este momento”, dijo el experto.
El contrato entre YPFB y la estatal Integración Energética Argentina Sociedad Anónima (Ieasa) se firmó en 2006. Después hubo cinco adendas para modificar aspectos como el volumen de gas que Bolivia envía hacia el sur. En un principio, el máximo exportado podía alcanzar los 21 millones de metros cúbicos por día (mcd). Hoy en día, sólo se envían 7,5 millones mcd.
En febrero, YPFB aseguró que intentaría elevar esta oferta a 12 millones mcd para invierno, cuando se necesita más gas para el norte argentino; pero esto dependería de aspectos técnicos y la cantidad de gas disponible para enviar a Brasil, el otro país con el que se tiene un contrato.
Es en la sexta adenda donde se establecerá el volumen y precio del gas que Bolivia mande a Argentina. Ésta debe firmarse en los próximos días, por lo que se consultó a la estatal boliviana y al Ministerio de Hidrocarburos sobre el avance de las negociaciones, pero no se obtuvo ninguna respuesta de estas instituciones.
De acuerdo al contrato, si Bolivia no puede cumplir con los volúmenes de gas requeridos, debe pagar una multa.
Zaratti consideró que si Argentina se niega a recibir menos volúmenes con un reajuste del precio puede aplicar las multas, pero aún así Bolivia podría pagar estas sanciones y vender el gas que le queda a Brasil a precios más altos.
Para él, YPFB “tiene el sartén por el mango. La posición de Bolivia debería ser: o me pagan tres veces más de lo que me pagan ahora o bien compran LNG de afuera y yo sabré dónde vendo el gas que me queda. Me ponen la multa pero envío el gas a Brasil a precios más altos y ligándolo a la fórmula del LNG”.
En opinión de Del Granado, esto último no es buena idea, pues se corre el riesgo de perder el mercado argentino y “poner todos los huevos en una sola canasta: Brasil”. Añadió que por un par de años más Argentina necesitará el gas boliviano, hasta que pueda sacar provecho de las reservas en Vaca Muerta.
“Es irracional mantener la referencia de precio actual. Por eso tienen que ir a negociar bolivianos experimentados que no se sientan disminuidos porque no pueden ofrecer el volumen comprometido, eso se veía venir, lo que no se veía venir era la guerra”, concluyó Del Granado.
Fuente: Los Tiempos