En términos teóricos, la transición energética refiere a un cambio significativo en un sistema de energía que puede estar relacionado con un factor o con una combinación de factores tales como estructura de sistema, escala, economía y política energética.
Generalmente se define como un cambio estructural a largo plazo en un sistema energético, a diferencia de un cambio en una tecnología energética o en una fuente de combustible en particular.
Bajado a tierra, y para que lo entienda Doña Rosa en su casa, es básicamente la reducción en la utilización de combustibles fósiles (carbón y petróleo principalmente) en todos los procesos productivos, con el objetivo de reducir la huella de carbono y el calentamiento global del planeta.
En la actualidad, la transición energética está en boga en la agenda política nacional e internacional, especialmente después de la última cumbre de Cambio de Clima y Medio Ambiente que tuvo lugar en Glasgow, Escocia en noviembre del 2021 La misma se cerró con el reconocimiento por parte de los casi 200 países que participan en estas negociaciones de la ONU de que los esfuerzos que están previstos para frenar el calentamiento no son suficientes. Por eso en la declaración final se insta a los países a incrementar en 2022 sus objetivos de recorte de emisiones para esta década.
Esto es llegar a reducir un 45% las emisiones de CO2 en 2030, y neutralidad de CO2 en 2050. Nuestro país ha presentado su “Contribución Determinada a Nivel Nacional (CND), una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 de un 25.7 % mayor”. Sosteniendo, además, que “los esfuerzos de los Países en Desarrollo tienen que estar acompañados de una mayor ambición y compromiso en la provisión y movilización de recursos financieros por parte de los países desarrollados, para poder así, incrementar nuestro nivel de ambición colectiva”.
De más está decir, que los países en desarrollo aportan un porcentaje ínfimo en las emisiones de gases de efecto invernadero, comparado con los países en desarrollo (Argentina solo un 0.6% del CO2 anual). No obstante, el “cambio es lo único que es constante”, frase más que conocida, y ya sea por regulaciones gubernamentales y/o por fuerzas del mercado, la transición energética esta entre nosotros y vino para quedarse. Argentina tiene oportunidades enormes para capitalizar este si se quiere fenómeno mundial.
El gas de Vaca Muerta, será uno de los principales protagonistas para generar la energía que requerirá la movilidad eléctrica y la des carbonización de las economías.
Es técnica y ambientalmente más conveniente combustionar gas, que carbón o combustibles líquidos (gas oil, fuel oil, etc…). O para producir hidrogeno gris, otra posible vedette de este proceso de transformación. Argentina tiene también potencial más que relevante para el desarrollo de la minería sustentable, litio y demás minerales necesarios para las baterías que impulsarán, serán el oro negro del futuro. Sin tierras raras, como se llaman comúnmente, no hay movilidad eléctrica.
Nuestra región, la Patagonia, la cuenca del Golfo San Jorge, no solo tiene toda la infraestructura de más de 100 años de explotación de recursos energéticos, sino que también posee un potencial eólico con poco parangón en el mundo, posibilitando la producción de hidrogeno verde, aún más sustentable y totalmente amigable con el medio ambiente.
El hidrogeno ya sea en pilas de combustible o como vector energético, es sin duda el negocio del futuro. De cualquier modo, es imperioso empezar a discutir esta temática, no solo por el hecho de su importancia a nivel medio ambiental y si se quiere nuestro compromiso moral de dejar un planeta habitable para nuestros hijos, más aún porque es una oportunidad de progreso y desarrollo más que relevante para Argentina, y en especial para regiones patagónicas que dependen en su mayoría de la explotación de un recurso agotable.
Esto no se refiere a su finitud, tan solo será mucho menos demandado en las décadas siguientes. La clave en este proceso de transformación que ya está en marcha, es que sea sostenible y sustentable, esto se logra jugando a favor del medio ambiente, sin olvidar que el factor más relevante de ese medio, somos nosotros, los seres humanos y nuestro desarrollo y progreso.
Fuente: De Petroleo