La Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina señaló que en la actividad sísmica para la exploración offshore que habilitó el Ministerio de Ambiente de la Nación “no se presentan elementos fácticos para pensar que ante el potencial riesgo de un siniestro puedan estos afectar a las localidades costeras”.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham Argentina), que nuclea a 640 empresas, se pronunció a favor de la actividad sísmica para la exploración de hidrocarburos offshore en el Mar Argentino que habilitó a fines de diciembre el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible mediante la resolución 436/2021. La entidad destacó que el offshore “es una oportunidad para el desarrollo y el crecimiento” del país.
En un comunicado, también señaló que “en base a las experiencias locales e internacionales y los hechos fácticos, nos permiten concluir que el riesgo es casi nulo en este tipo de exploraciones y los beneficios sociales y económicos para las sociedades vinculadas son probados”. Amcham indicó además que “nos vemos en la responsabilidad de aclarar algunos conceptos que confunden a la sociedad” sobre sus consecuencias.
Relevancia del offshore La cámara subrayó, en base a datos publicados por la U.S. Energy Information Administration (2015), que el 30% de la producción mundial de petróleo viene de las operaciones offshore y que el 90% de los principales descubrimientos de hidrocarburos convencionales en las últimas décadas fueron en yacimientos costas adentro.
Además, añadió que “en América Latina, la Argentina ha sido uno de los países pioneros en emplear esta modalidad, contando con más de 50 años de experiencia en explorar su mar continental en búsqueda de hidrocarburos, y habiendo perforado hasta el momento 187 pozos en lecho marino, sin incidentes ambientales significativos”. En cuanto a las plataformas presentes actualmente en el Mar Argentino, principalmente en la cuenta austral, la entidad sostuvo que “alrededor del 18% del gas natural y el 2% del petróleo utilizado por toda la población proviene de la actividad offshore, con 37 pozos operativos que no han tenido incidentes ambientales en los últimos años”.
Operaciones previstas Amcham resaltó que “las operaciones previstas estarán localizadas lejos de las costas y por ende no afectarán el paisaje. No se presentan elementos fácticos para pensar que ante el potencial riesgo de un siniestro puedan estos afectar a las localidades costeras”.
A modo de ejemplo, Amcham recordó las actividades offshore que se realizan hace décadas en México, Estados Unidos, Reino Unido y Brasil que “no han afectado en los más mínimo las actividades de turismo. En Río de Janeiro los pozos de Petrobras están frente a las costas y no por ello se encuentran afectadas las actividades pesqueras y/o turísticas. ¿Alguien podría decir que el turismo y la explotación petrolera offshore son incompatibles? En Noruega convive la actividad junto a la pesca ¿Podría alguien indicar que son polos opuestos? ¿Podremos pensar que la actividad turística o pesquera de Mar del Plata se verá afectada cuando la exploración se realizará a más de 300 km de distancia de la costa?”.
Impacto de la actividad La Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina remarcó que cada año se realizan en el mundo cientos de campañas de prospección sísmica sin impactos relevantes. También señaló que “numerosos informes técnicos señalan que el impacto final de la exploración o de explotaciones en plataformas offshore es bajo o nulo, mediante la aplicación de las medidas y protocolos de seguridad adecuados y mecanismos de mitigación o planes de gestión ambiental requeridos; este resultado es comparable con la experiencia internacional cuando se realiza la actividad siguiendo las mejores prácticas de la industria”.
“No hay indicios ni hechos que nos demuestren científicamente que dichos estudios tienen efecto en la fauna marina del lugar. Para garantizar que ninguna ballena, tortuga o elefante marino pueda ser afectado, existen protocolos que evitan o mitigan impactos sobre ellos”, concluyó Amcham.
Fuente: EconoJournal