La crisis energética mundial que se desató a la salida de la etapa más dura de la pandemia encontró a la Argentina a salvo de los peores efectos.
El Gobierno celebra que la política económica energética imple- mentada aisló a los usuarios residenciales, industrias y comercios del aumento de los precios internacionales del gas y el petróleo, al menos en los últimos meses.

El desafío, no obstante, es que en el invierno del año que viene alcancen los dólares para importar energía y mantener con vigor la recuperación de la actividad.

La situación se puede resumir con estas variables: mientras en Europa los hogares y empresas están expuestos a las variaciones de los costos, en la Argentina hay un plan de promoción de la producción, tarifas desenganchadas de los costos (que muchas veces abortan inversiones) y subsidios, que amplían el déficit fiscal y alimentan la inflación.

El precio del gas en el Viejo Continente superó ayer los u$s 50 por millón de BTU, que debe ser afrontado plenamente por la demanda. Con otra lógica política y los incentivos a la oferta que garantiza el Plan Gas (abastecimiento firme a mediano plazo con precios estables y en dólares), el país puede tener un costo de abastecimiento cercano a los uSs 4, de los cuales la mitad los pone el Estado con subsidios y el resto, los usuarios.

En cuanto a la energía eléctrica, en Alemania el precio mayorista trepó a u$s 289 por megavatio-hora, mientras en la Argentina el costo medio anual está cercano a los uSs 70 mientras que la demanda se hizo cargo de poco más de u$s 25, un 35% (el Tesoro Nacional, en tanto, cubrió el 65%). Jeremy Weir, CEO de Trafigura, declaró a Bloomberg que Europa se tiene que preparar para apagones masivos. Al otro lado del Océano Atlántico, el shock energético hizo revivir el fantasma de la Inflación, en el nivel más alto de los últimos 30 años (4,9% en la eurozona).

Por estas costas, el constante aumento de los precios se explica por otras razones. Los subsidios a la energía acumulados en once meses rondan los S 800.000 millones o un 2% del PBI: es decir, equivalen a casi todo el déficit primario de enero a noviembre.

La Argentina tiene que importar gas en invierno. Los precios futuros del gas licuado llegan a uSs 24 por millón de BTU. el triple que este año.

Según pudo saber El Cronista, en el Gobierno están pensando en redoblar las compras de gasoil y fuel oil, combustibles líquidos más contaminantes, para el uso de las generadoras eléctricas, dado que el costo en la próxima campaña seria menor.

Fuente: Cronista