El potencial hidroeléctrico está concentrado en su mayor parte en las cuencas altas del río Beni y Mamoré y cauce principal de los ríos Grande, Pilcomayo y Bermejo y está estimado en 39.856,90 MW de capacidad instalada, la misma que puede generar 177.999,80 GWh de energía eléctrica.
Un análisis preliminar de ENER GÉTICA sobre la situación de los proyectos hidroeléctricos en Bolivia señala que a mediados de la dé- cada de los 80, la Empresa Nacional de Electricidad – ENDE junto con la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE), realizó una evaluación general de los recursos hidroenergéticos de Bolivia, concluyendo que el potencial hidroeléctrico está concentrado en su mayor parte en las cuencas altas del río Beni y Mamoré y cauce principal de los ríos Grande, Pilcomayo y Bermejo.
Añade que justamente en estas zonas se encuentran algunos de los proyectos más controversiales debido a la magnitud de las centrales y los sitios de emplazamientos, los cuales coinciden con áreas ambientalmente sensibles, tanto aguas arriba como aguas abajo (ENERGÍABolivia, 2019).
Indica que revisando el potencial por cuencas se confirma que el mayor potencial se encuentra en el Amazonas (Ver Tabla 1), acotando que esto se explica porque es la región que cuenta con los ríos de mayor caudal y permanente escurrimiento debido a que recibe las mayores precipitaciones del país, en época seca se beneficia del deshielo de la Cordillera y también porque cuenta con las caídas de agua con pendiente alta debido a su colindancia con los Andes. Remarca que al Amazonas le sigue la Cuenca del Río de La Plata (Ver Tabla 1), cuyos principales ríos, desde la perspectiva hidroeléctrica, son el Pilcomayo y el Bermejo, junto a sus afluentes como los ríos Pilaya, Cotagaita, San Juan del Oro, y Tarija.
Sin embargo, hace notar que el arrastre de un considerable volumen de sedimentos en todos estos ríos los hace poco atractivos en primera instancia y agrega que posteriormente se encuentra la Cuenca del Altiplano o Endorreica (Ver Tabla 1), cuyo reducido potencial está concentrado en los afluentes del Lago Titicaca, el río Desaguadero y los salares.
POCA UTILIZACIÓN
“Según los datos del Viceministerio de Electricidad y Energías Alternativas en la investigación realizada por la Organización Plataforma Energética el año 2011, se menciona que Bolivia sólo usa el 1,19% de su potencial hidroeléctrico. Esto quiere decir que el país utiliza sólo 475,6 Megavatios (MW) de un total aproximado de 40 Gigavatios (GW) potenciales (Plataforma Energética, 2011). Destaca que de acuerdo al estudio Evaluación de los Recursos Hidroenergéticos de Bolivia (OLADE, ENDE, 1984) el potencial hidroeléctrico de Bolivia está estimado en 39.856,90 MW de capacidad instalada, la misma que puede generar 177.999,80 GWh de energía eléctrica.
En el mismo documento se informa que en el país existen abundantes corrientes de agua que pueden ser aprovechadas para la generación eléctrica. La mayor parte de esos cursos de agua están situados entre los grandes ríos que circundan los departamentos de Pando y Beni, en toda la pendiente descendente de la franja oriental de los andes a los valles, franja que va desde los Yungas de La Paz en el norte del país hasta Tarija en el sur. Indica que en la perspectiva de construir una matriz energética neutra en emisiones de CO2 para Bolivia, que supone desplazar a los hidrocarburos y utilizar de manera intensiva los recursos renovables, en el país destacan por su potencial la energía solar, hidroelétrica y eólica y en menor grados (por limitaciones de orden económico) la biomasa y la geotermia.
IMPACTOS AMBIENTALES EN PROYECTOS HIDROELÉCTRICOS
Reconoce el estudio que, de manera general, la construcción de proyectos hidroeléctricos genera impactos positivos y negativos, cuya magnitud depende de muchas variables, principalmente el tipo de central, el sitio de emplazamiento y las características ambientales e implicaciones socio económicas de la cuenca.
Afirma que entre los impactos positivos más destacables está la generación de energía eléctrica “limpia”, en caso de centrales hidroeléctricas pequeñas y medianas, que no se encuentren en áreas tropicales, pero sobre todo en centrales de pasada o sin embalses de regulación, energía a bajo costo y regulación de inundaciones, entre otros.
“De la misma manera estos proyectos pueden aportar a la generación de bienestar para la población en general y las naciones, en la medida que sean ejecutados de una manera apropiada y cuidadosamente planificada”, dice.
“…en proyectos múltiples, gracias a las represas se puede combinar el uso de agua para riego o agua potable, reduciendo la vulnerabilidad ante extremos climáticos…”
En esta línea pasa revista a las ventajas de las centrales hidroeléctricas, destacando, entre ellas, el tema del almacenamiento de energía (agua en embalses) que se puede disponer el momento que sea necesario, gracias a la energía potencial contenida en las caídas de agua, el monitoreo de los regímenes de lluvia, caudales, etc.
Agrega que, en proyectos múltiples, gracias a las represas se puede combinar el uso de agua para riego o agua potable, reduciendo la vulnerabilidad ante extremos climáticos como las sequías; asegurando que la seguridad de una planta hidroeléctrica es alta en comparación con la energía nuclear y, sin duda, es una fuente limpia con relación a los combustibles fósiles.
DESVENTAJAS
Entre las desventajas, hace mención a que la retención de agua en los reservorios modifica el régimen hidrológico e hidráulico, afecta al transporte de sedimentos, a los procesos de escorrentía y cambia la geomorfología de los ríos antes y después de la represa.
Asimismo, refiere que ocasiona potenciales impactos negativos sobre los ecosistemas acuáticos, remarcando que no dejan de afectar la fauna piscícola, debido a la fragmentación de los ríos, principalmente si se construye sobre ríos donde hay variedades migratorias de peces. Todo esto, a tiempo de reconocer que la inundación puede generar impactos importantes sobre flora y fauna.
“La creación de embalses puede inundar extensiones de terreno cultivables. Si los embalses son relativamente grandes y en áreas boscosas se pueden generar grandes cantidades de emisiones de metano que pueden hacer que pierda su carácter de “energía limpia”, además de existir pérdidas de agua por evaporación y degradación de la calidad de agua”, sostiene el estudio.
“…ocasiona potenciales impactos negativos sobre los ecosistemas acuáticos, remarcando que no dejan de afectar la fauna piscícola…”
Fuente: Energía Bolivia