Al parecer contar con 21 millones de toneladas de recursos de litio en el salar de Uyuni no es suficiente para cantar victoria ni para que el mundo se desespere por nuestro mineral.
El camino del litio boliviano hacia el mercado internacional no sólo está lleno de dificultades, sino que tiene sobre sí la presión del tiempo cada vez más escaso para concretar un proyecto o al menos encaminarlo hacia el objetivo de fabricar baterías.

“Para que este proyecto sea exitoso hasta llegar al nivel de las baterías, se necesita tecnología, recurso humano calificado, capital, insumos básicos, mercado, entre otros. Todos ellos Bolivia no los tiene”, asegura el ingeniero Metalúrgico, Master en ciencias aplicadas y analista en temas de minería de la Fundación Jubileo, Héctor Córdova Eguivar, en entrevista con Radar Energético.

“De todos estos elementos quizás el más importante es el de los insumos básicos. Bolivia ha quedado rezagada en el desarrollo industrial unos 100 años respecto a los países vecinos. No producimos los insumos básicos para cualquier industria. Por lo tanto, si quisiéramos fabricar las baterías tendríamos que importar la mayor parte de los componentes, porque el litio es apenas el 5% como elemento de la batería. El 95% hay que importarlo”, afirma el especialista.

Sin embargo, establecer un modelo de fábrica de baterías teniendo que importar la mayor parte de los insumos deja fuera de posibilidades en el mercado internacional a una batería ‘made in Bolivia’, ya que encarecería los costos convirtiéndolas en poco competitivas y por lo tanto deficitarias.

Para no importar, se había planteado desde las esferas oficiales, montar en Bolivia las fábricas que produzcan los insumos y que serían 41 las factorías que debían montarse en paralelo para proveer los elementos para fabricar baterías de litio.

“Montar 41 fábricas es una verdadera locura”, dice Córdova. “Se puede hacerlo, pero hay que coordinar muy bien con las empresas privadas que se harían cargo, determinar los lugares, ver el impacto ambiental, cultural, la demanda de personal calificado, si tenemos las materias primas o no para esto, si tenemos la suficiente energía, la cantidad de agua. Y además, la sincronización para que cuando necesitemos en la fábrica de baterías todos estos insumos, estas fábricas ya puedan proporcionarlos”, complementa.

La tarea es cuesta arriba. “Todo esto es una ingeniería de gestión inmensa que tiene que ser manejada por personal altamente calificado. Además, hay que buscar mercados, hay que buscar tecnología y comprarla. No hay muchas empresas que tengan esta tecnología y la puedan transferir como pretende el Estado boliviano. Entonces, estamos ante un desafío verdaderamente gigantesco, quizás el más grande en la historia boliviana para un salto a la industrialización”, detalla el entrevistado.

El retraso de las decisiones -dice Córdova- podría costarle al país la pérdida de una oportunidad única, difícil de repetirse en el futuro cercano. “Mientras más retrasemos las decisiones más lejos quedamos del mercado. En nuestro caso si no tomamos las decisiones inmediatamente, vamos a perder también el tren del litio, es casi seguro”, sentencia.

PROPUESTA

Un paso intermedio para avanzar en el propósito boliviano de industrializar baterías de litio, sin desfallecer en el intento sería montar fábricas fuera del país a donde se lleve el litio nacional y se disponga de los demás insumos en estos países, mientras se monta toda una cadena de valor como base para las fábricas de insumos y finalmente la fábrica de baterías de litio.

La idea surge del entrevistado quien propone tomar en serio esta propuesta o poner en la mesa del debate otras ideas que puedan contribuir al propósito principal, pero se debe hacerlo pronto. “Tenemos la presión del tiempo y no podemos dejar pasar el tren porque de perderlo ya no lo vamos a retomar, esto no pasa dos veces”, dice.

En ese sentido, detalla algunos elementos de su propuesta. “Podemos hacer acuerdos con empresas, todo eso mientras en Bolivia montamos las fábricas que hagan falta para que en un plazo, digamos 10 años, nuestras baterías ya tengan mercado y en un determinado momento ya empecemos a fabricarlas en Bolivia. Entonces, ya podemos hacer la combinación sin perder el tren, sin tener que vender solo materia prima, podemos comenzar a tener un lugar en el mercado. Yo creo que es muy factible, pero siempre pensando que es un paso intermedio. Por ejemplo, en medio de Europa hay fábricas de Toyota, Nissan, etc., o en Estado Unidos existen fábricas chinas”, dice.

El proyecto boliviano de fabricar baterías de litio aún no ha despegado más allá de la explotación de materia prima y un par de plantas piloto a partir de los recursos del salar de Uyuni.

Fuente: Energía Bolivia