Para hacer los ajustes llegaron técnicos de las firmas KBR de EEUU y Toyo de Japón.
Para el siguiente mes, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) prevé reanudar las operaciones de la Planta de Amoniaco y Urea (PAU), ubicada en Bulo Bulo, Cochabamba.
“Se tiene un 85% de avance, en el que ya se han inspeccionado las partes más importantes dentro de la PAU. Han venido los técnicos de (las empresas internacionales) KBR (EEUU) y Toyo (Japón) para ver ajustes menores, que hicieron, y con un informe dijeron que la parte más importante de la planta está lista para arrancar”, informó el presidente de la estatal petrolera, Wilson Zelaya.
No obstante, dijo que están a la espera del arribo de dos técnicos que vienen de India.
“Ya llegó uno, pero faltan dos y con eso arrancaríamos la planta en la segunda quincena de junio. Además, llegan cuatro especialistas de Rusia y vamos a tener 200 personas en la planta y estaríamos prestos para iniciar el proceso de arranque”, precisó.
Explicó que se hace la revisión de las diferentes partes de la planta, para que todas puedan funcionar adecuadamente y sigan el protocolo de arranque.
Indicó además que la mayor parte de los daños en los equipos de una planta, con estas características y tamaño, se encuentran entre la parada y arranque.
Según YPFB, la Planta de Amoniaco y Urea dejó de operar en 2020, durante el gobierno de transición ante malos manejos y daños en los equipos. Por ello, la producción de urea se paró, Bolivia perdió mercados internacionales y dejó de abastecer al mercado nacional, cuyo resultado es que ahora importa el fertilizante a altos precios.
YPFB estima que el costo de ponerla en funcionamiento será de 53 millones de dólares.
No obstante, la planta está parada desde noviembre de 2019, cuando el suministro de gas natural a la planta se cortó debido a un atentado contra el ducto por donde la petroquímica se provee del recurso, extraído desde el campo Carrasco (Cochabamba).
Según exautoridades, el atentado fue producido por allegados al Movimiento Al Socialismo (MAS), en protesta por la renuncia del entonces presidente Evo Morales, el 10 noviembre de 2019.
Además, las fallas en la planta datan desde el inicio de sus operaciones, en septiembre de 2017, cuando se inauguró, hasta 2019.
En ese período se reportaron al menos cuatro paros que se atribuyeron a problemas técnicos, pero desde el Gobierno se justificó debido a mantenimientos programados.
La Planta de Amoniaco y Urea fue construida con el objetivo de impactar en la agricultura con la producción de fertilizantes, pero desde que empezó operaciones fue cuestionada por generar pérdidas económicas al Estado.
Demandó una inversión de 953 millones de dólares con crédito del Banco Central de Bolivia y tiene una capacidad de producción de 700 mil toneladas de fertilizantes por año.
Fuente: Página Siete