Tres expertos señalan que Bolivia está en la ruta de las renovables. Sin embargo, reconocen que esto demandará altos costos de inversión e infraestructura aun no disponible…

La pandemia ha afectado el crecimiento de la demanda del sector eléctrico en Bolivia y se prevé que esta situación de depresión pueda ser revertida en dos o tres años, considerando la actual situación de desaceleración económica que no deja de añadir incertidumbre al sector, señaló Miguel Fernández, presidente de ENERGÉTICA, durante el coloquio “Oportunidades del sector eléctrico en Bolivia.”

Precisó que se ha ido creciendo de manera más pausada en los últimos 5 años, recordando que se tuvo tasas de crecimiento de alrededor de un 7% en 2015 y que continuamente fueron reduciéndose, hasta llegar a tasas del 2% en 2019. “Esta situación se agudizó por la pandemia que ha generado una reducción sustancial de la demanda eléctrica en el país en unos sectores más que otros”, subrayó.

Dijo que en estas condiciones el sector doméstico incrementó sus consumos de energía frente al sector comercial, minero, y otros que han tenido significativos déficits de energía; generando un problema puntual a nivel del sector eléctrico que se prevé recuperar en dos o tres años.

“Este es un tema macro y habrá que aceptar que se ha tenido una desaceleración económica en los últimos años que, de alguna manera, ha hecho que el sector tenga una tasa de crecimiento menor, complejizada por la pandemia. Estamos por debajo de lo que estábamos el 2019 y la recuperación del sector eléctrico a los niveles de consumo de energía del 2019 tomará su tiempo”, remarcó asegurando que probablemente esto se logre en el período 2022-2023.

DEPRESIÓN VERSUS EXCEDENTE DE CAPACIDAD INSTALADA

En el mismo evento, Renán Orellana, ex consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Banco Mundial (BM), aclaró que frente a esta situación de depresión de la demanda el país tiene, además, un excedente de la capacidad instalada de generación de energía que ronda casi el 100%. “Estamos hablando de 3050 megas instaladas y nuestra demanda máxima es de alrededor 1500 a 1600”, dijo haciendo notar que ese “saldo” terminará afectando la economía nacional en términos macroeconómicos.

“Son miles de millones de dólares que están invertidos ahí en este momento y que no están rindiendo adecuadamente”, subrayó Orellana y agregó que “el sector eléctrico se debe enfocar en ese aspecto”.

“Si bien este excedente está sustentado por energías limpias como la solar, hidroeléctrica y ciclos combinados; el mismo demanda una mayor infraestructura eléctrica para permitir intercambios de energía a nivel regional”, acotó Orellana reconociendo que Bolivia es uno de los países con menor infraestructura para intercambio de electricidad en América del Sur frente a lo que ocurre, por ejemplo, en Centro América.

Stefan Rothschuh, administrador de proyectos de inversión de energía limpia de la empresa InnovaSol S.A., dijo que si bien el país está haciendo esfuerzos importantes para transitar hacia una matriz energética con energías limpias, como parte de una tendencia a nivel mundial, se debería alcanzar un sistema eléctrico que funcione de forma más eficiente. Remarcó que temas como la introducción de redes eléctricas y un mayor énfasis en el cambio de la matriz energética son los grandes desafíos que aun enfrenta el sector eléctrico en Bolivia.

En este punto, Fernández recomendó fortalecer también la interconexión nacional para aprovechar eficientemente los distintos flujos de energía renovable de fuentes intermitentes en el país, quedando claro que la planificación energé- tica en Bolivia debe ser parte fundamental de los planes y proyectos del sector. Los tres participantes del coloquio coincidieron en que: “Estamos en una curva de aprendizaje hacia la transición energética”, reconociendo que la ruta es compleja y más aun en tiempos de crisis como la actual.

«…recomendaron apuntalar la solar y las hidroléctricas “sostenibles” que serían las de montaña y de menor impacto medioambiental”

DEMANDA ATENUADA

Fernández, Orellana y Rothschuh también remarcaron que la demanda de energía en Bolivia ha sido atenuada por la pandemia y que existe la decisión de apuntalar las renovables aunque no precisamente por compromisos ante la comunidad internacional sino por un tema de conciencia ambiental básica.

“Observamos que, a pesar de que no existe un compromiso global, hay un compromiso sectorial en Bolivia; corroborado al revisar el Plan Eléctrico del Estado Plurinacional al 2025 como referencia del horizonte de crecimiento”, precisó Orellana al referir que estaba previsto crecer a 2900 MW la potencia instalada en el país, pero, recién al año 2025.

“Cómo mencionaba Miguel, ya hemos sobrepasado los 3000 MW en el país y vemos una demanda que se mantiene con dificultad en torno a los 1500. No hace un año, exactamente, en el inicio de la pandemia, el impacto fue crítico y llegamos a 1200 MW, como lo precisamos en un coloquio anterior de este mismo medio”, destacó Orellana al reconocer que la situación al momento no deja de ser “crítica” en este sentido.

¿GASTOS ADICIONALES?

Los participantes fueron consultados sobre si esta apuesta por las renovables podía significar una mayor exigencia de inversión para economías emergentes o en vías de desarrollo a lo que respondieron que la transición no era, en efecto, “gratuita”. Fernández dijo que “una primera estimación significaría alrededor de 50,000 millones de dólares. Es decir, eso es lo que va a costar, de alguna u otra manera, cambiar el sector energético en Bolivia.”

Aclaró que estos niveles de inversión solo podrían ser encarados en el marco de un acuerdo entre el Estado y el sector privado, remarcando que, por separado, será difícil alcanzar los desafíos propuestos en la línea de alcanzar un país con autosuficiencia energética y un adecuado manejo y gestión de recursos.

Rothschuh, Fernández y Orellana recomendaron apuntalar la solar y las hidroléctricas “sostenibles” que serían las de montaña y de menor impacto medioambiental. En esta línea, dijeron que las hidroeléctricas como El Bala y Rositas tienen proyecciones más complicadas, especialmente dentro de “un escenario con las condiciones no adecuadas de exportación de energía”, como precisó Orellana.

“Si bien este excedente está sustentado por energías limpias como la solar, hidroeléctrica y ciclos combinados; el mismo demanda una mayor infraestructura eléctrica…”

Fuente: Energía Bolivia