El Gobierno argentino trabaja para sustituir importaciones de Bolivia y GNL.Argentina encargó a un consorcio de empresas chinas el estudio de viabilidad de financiamiento y construcción del Sistema de Gasoductos Transport Ar para sustituir las importaciones desde Bolivia y del Gas Natural Licuado (GNL), según informe de la Secretaría de Energía de ese país.
“La puesta en marcha de esta obra permitirá sustituir las actuales importaciones de GNL, la declinante producción del gas boliviano y la importación de combustibles líquidos que hoy queman las usinas térmicas, ahorrando $us 1.150 millones anuales en divisas al país”, dijo el secretario de Energía, Darío Martínez.
Para la autoridad argentina, la concreción de la red de gasoductos podrá evacuar la producción de gas natural proveniente desde el yacimiento de Vaca Muerta para abastecer los centros de consumo y las centrales térmicas.
La Secretaría de Energía firmó un memorándum de entendimiento con el consorcio de empresas Powerchina y Shanghai Electric Power Construction el 13 de este mes para que elaboren el proyecto y evalúen los costos que deriven en un contrato comercial y de financiamiento por parte de empresas chinas.
Oportunidades en energía
El economista y analista, Jaime Balanza, afirmó que Argentina debe sobreponer el triángulo del litio para acercarse nuevamente a Bolivia si se considera que existen vínculos históricos y geopolíticos fuertes.
A su criterio, existe la alternativa de exportar energía eléctrica para contribuir a la solución de la crisis energética en el país vecino.
“Tenemos la termoeléctrica del sur (Yacuiba) y la línea de Yaguagua-Tartagal lista para el enlace y la posibilidad de tender una segunda línea de transmisión de mayor capacidad. Bolivia posee un excedente en generación de electricidad cercano a 2.000 MW y nuestro país está en condiciones de representar una solución integral a las necesidades energéticas de Argentina”, añadió Balanza.
Un porcentaje sorprendentemente elevado de trabajadores y empresas de las economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMED) opera fuera del campo visual de los Gobiernos, lo que supone un desafío que probablemente frenará la recuperación de estas economías, a menos que los Gobiernos adopten un conjunto integral de políticas que permitan abordar los problemas de la economía informal, según un estudio del Grupo Banco Mundial.
La entidad examina el alcance de la informalidad y sus implicaciones para una recuperación económica que apoye un desarrollo ecológico, resiliente e inclusivo a largo plazo. En él se concluye que en los países emergentes la informalidad representa más del 70 % del empleo total y casi un tercio del producto interno bruto.
Fuente: El Deber