El cambio en la conducción de YPF S.A. estimula la recuperación de un debate sobre el rol de la empresa en un escenario marcado en lo internacional por una agresiva transición energética y en lo nacional por una situación difícil del desarrollo económico y social, en particular en las provincias que tienen el dominio sobre los hidrocarburos.
En mayo de 2012, por iniciativa de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Congreso argentino aprobó la Ley N°26.741 «Ley de Expropiación de las Acciones de YPF. Declaración de Interés Público Nacional el Logro del Autoabastecimiento de Hidrocarburos» que permitió expropiar el 51% de las acciones que tenía la española Repsol. Con esta ley, YPF S.A. con mayoría accionaria estatal siguió siendo una sociedad anónima abierta, es decir sujeta a las normas de los mercados bursátiles de Nueva York y Buenos Aires.

Este hito, que aún recuerdan los miles de trabajadores petroleros y habitantes de las ciudades cercanas a los yacimientos movilizados desde fines de 2011 por las consecuencias negativas de REPSOL en el territorio, puede inscribirse como el cierre de un ciclo abierto en 1992 que cuestionó profundamente el interés público de YPF y aceleró la subordinación a las lógicas privatizadoras del mercado internacional.

En 1992 por ley YPF se declaró ¨sujeta a privatización¨, con ¨tres propietarios¨, Estado Nacional (51%), provincias propietarias de yacimientos (39%) y empleados de YPF (10%). Entre ese año y fines el año 1999, cuando se consolidan las ventas de acciones a REPSOL, se dieron interesantes debates sobre el carácter estratégico o no de los hidrocarburos y la energía en el país y se barajaron varias alternativas sobre el rol de la empresa en América Latina. Estos terminaron con la muerte de su entonces presidente José Estenssoro en mayo de 1995, acelerando el cumplimiento de la cláusula que obligaba a vender conjuntamente las acciones al Estado nacional y las provincias en un plazo de tres años.

Desde 2003 en adelante Néstor Kirchner retoma parcialmente estos debates, especialmente con la puesta en vigencia de la Ley Corta (N°26.197) que modificó la Ley de Hidrocarburos Nº17.319 y efectivizó el dominio sobre los yacimientos de petróleo y gas por parte de las provincias e inició el proceso de concesiones a las operadoras. En esa etapa se provocó una nacionalización parcial de las acciones con el ingreso del Grupo Petersen (25,46%) y a otras empresas (17,09%), manteniendo el control el grupo REPSOL.

La historia siempre ayuda a contextualizar el análisis. Si bien el centro del debate se daba y se da sobre YPF es necesario recordar que todos los cambios se dieron junto a cambios legislativos que fueron limitando el rol y la capacidad de acción de la empresa. Las primeras de magnitud ocurrieron en la dictadura (1976-1982) con las leyes sobre inversiones privadas que empezaron a desfinanciar a YPF y otras empresas estatales.

En 1985 las leyes promovidas por el gobierno de Raúl Alfonsín derivaron en una licitación internacional de áreas para la exploración y explotación de hidrocarburos. Esta decisión significó un cambio importante en las políticas que se venían llevando adelante desde 1922 cuando se creó YPF.

Esta situación la agudizó el gobierno de Menem con decretos que profundizaron desregulaciones de la actividad hidrocarburífera al convocar a concursos internacionales para seleccionar empresas privadas extranjeras para asociarse en la explotación de hidrocarburos. Esto cambió definitivamente la naturaleza de las relaciones contractuales de YPF con los inversores ya que permitió la libre disponibilidad de los hidrocarburos para ser comercializados en el mercado interno y externo, subsumiendo toda política de autonomía energética a las lógicas del mercado internacional de largo plazo, donde el dato central es que en 2019 EEUU se convirtió en el mayor productor de petróleo y exportador del mundo, con 12,3 millones de barriles diarios, tras duplicar su producción en diez años.

Las urgencias del presente y las derivas democráticas en el manejo de los hidrocarburos, al menos para esta generación, no dejan lugar para nostalgias.

Pesos y liderazgos

Al 31/12/2019 YPF S.A. había declarado reservas comprobadas en todos sus yacimientos por 58.325 Mm3 de petróleo y 23.625 Mm3 de gas convencional; también declaró 69.961 Mm3 de petróleo y 47.912 Mm3 de gas no convencional. Comparte las 5 cuencas con otras 31 operadoras de diversos tamaños y estrategias; la refinación se distribuye YPF (63%), AXION (14), RAIZEN (16%) (Shell y Cosan) y TRAFIGURA (5%) y la comercialización se concentra en YPF, Shell y Axion (antes Esso) totalizan el 87.6% de las ventas, siendo YPF S.A. la que domina el 56.8% del mercado, la angloholandesa logra el 16.8% y la compañía de Bridas el 14% restante.

YPF S.A. no ha podido convertir su peso en el sector en un liderazgo claro. Por otro lado, las provincias desde la reforma constitucional de 1994 son jugadoras del sistema como titulares del dominio originario del recurso pero, salvo períodos muy cortos, no han logrado constituirse como factores estratégicos en la definición de las políticas de hidrocarburos. Podría decirse que el liderazgo para lograr políticas públicas destinadas a lograr la autonomía energética como parte de una estrategia de soberanía nacional, está vacante.

La construcción del liderazgo no será sin tensiones y conflictos. Las metas no podrán prescindir de estrategias que incrementen el rol de las empresas nacionales en toda la cadena de valor construida en las Redes Globales de Producción y Servicios (RGPS) que han adquirido un peso determinante en sus operaciones locales, obturando muchas veces mediante la importación insumos, bienes de capital, variados componentes y tecnologías la capacidad de adopción y desarrollo nacional.

Las RGPS no facilitan el desarrollo de proveedores locales, debilitan la diversificación de las tramas zonales de empresas y en general por diversos sistemas, en especial los de contratación de ad hoc y de corto plazo, terminan muchas veces bloqueando las iniciativas endógenas de innovación.

Como señala el legislador nacional (MC) Luis Berdeggia ¨Por diversos motivos las Pymes regionales de uno de los sectores de mayor gravitación en materia de crecimiento económico como es el hidrocarburífero, estuvieron escasamente integradas y ocupan un rol periférico en la cadena de valor. Se desenvuelven bajo relaciones contractuales en situación de mercado con escasas mediaciones de políticas públicas¨.

Sustenta e Y-TEC

La recuperación del control accionario en 2012 vino acompañada de dos iniciativas muy importantes, pero que deben revisarse a la luz de los nuevos desafíos para que contribuyan de forma decisiva a una YPF del Siglo XXI; una es el Programa SUSTENTA y la otra la creación de Y-TEC (YPF – CONICET) en 2013.

Una nueva versión del SUSTENTA seguramente deberá superar el enfoque de proveedores para incluir más decididamente un enfoque de Pymes con capacidad de diversificación y mayor aporte a las tramas productivas provinciales. Una adecuación de las estrategias de Y-TEC deberá incluir de forma más decidida la descentralización territorial de Unidades de I+D+i considerando la pertinencia de los yacimientos como por ejemplo las nuevas tecnologías para el Off Shore y los convencionales en las cuencas del Golfo San Jorge y Austral o la mayor integración con las universidades y complejos tecnológicos en la cuenca neuquina para los no convencionales. En ambos casos una mayor coordinación entre los programas y con otros específicos podrían generar sinergias virtuosas.

Los estudios comparados internacionales indican que el fortalecimiento de las Pymes y las tramas productivas locales no pueden realizarse sin incluir políticas deliberadas de innovación tecnológicas y de ingeniería que sean adecuadas a las características de los recursos naturales y el territorio. Ponderar contratos distintos de acuerdo a la vocación y capacidad de las Pymes para involucrarse en I+D puede ser un eficaz instrumento.

No cabe duda que la Alianza Cambiemos significó un retroceso en estos aspectos. La designación del CEO de Shell-Argentina, Aranguren al frente del sector energético nacional reforzó las orientaciones más liberales, que no solo quedaron en sus lógicas financieras sino que agregaron precarización al sistema industrial como fue con el Decreto Nº629/2017 que autorizó la importación de equipos y herramientas usadas. Un aprendizaje es que la debilidad de la arquitectura legal facilitó este retroceso.

Liderazgo, políticas sectoriales y territorio

Por magnitud YPF S.A. sigue siendo la empresa más importante del mercado de hidrocarburos de Argentina en la totalidad de la cadena. La persistente y arraigada perspectiva sectorial de los procesos productivos no puede dejar de incluir de forma deliberada una perspectiva territorial, en tal sentido YPF S.A. puede ser un instrumento valioso para dinamizar la actual voluntad de descentralizar y federalizar las capacidades de los organismos del sistema público nacional.

Una estrategia de esta naturaleza no podrá prescindir de otras empresas nacionales de hidrocarburos y de energía, es posible que sea necesario incluir en la agenda la constitución de un Grupo de Empresas de Hidrocarburos y Energía (GEHE), estatales o de derecho privado con control público, para abordar de forma integrada los requerimientos nacionales y una mayor incidencia en el mercado internacional.

La tensión sobre la empresa por convertir su peso sectorial en un efectivo liderazgo para el siglo XXI seguramente va a crecer pero la búsqueda de la autonomía energética no puede ser solo responsabilidad de YPF, va a requerir toda una batería de políticas públicas de nueva generación que faciliten el cumplimiento de metas que combinen su consolidación como empresa y la contribución a la diversificación en las regiones donde opera, considerando una nueva articulación entre hidrocarburos, complejos de ingeniería e industria nacional, basados en desarrollos propios de ciencia y la tecnología.

Como con muchos otros aspectos de la vida nacional, esta nueva etapa de YPF S.A. no estará solo dinamizada por debates teóricos sobre modelos más de mercado o más públicos, sino por la necesidad y las urgencias de la crisis. Las lecciones aprendidas más cercanas a los yacimientos serán de gran valor.

Fuente: Tiempo Sur