Ante la caída de la producción e inversiones, el futuro presidente de la compañía, Pablo González, piensa en la descentralización, en la Ofephi y en una nueva Ley de Hidrocarburos.El nuevo rumbo de YPF no estará escindido del contexto general de la economía y mucho menos del actual proceso de renegociación de una deuda de 6.000 millones de dólares. Parte de la salida de Guillermo Nielsen tiene que ver con este contexto.
El economista llegó a la petrolera como un experto en mercados financieros. Su idea inicial era la de organizar una suerte de fideicomiso en los Estados Unidos, en el marco de una nueva ley de hidrocarburos, para “atraer inversiones” en Vaca Muerta y permitirles a los inversores la salida de divisas del país.
También tenía por objetivo renegociar la fastuosa deuda. No hizo ni lo uno ni lo otro. Tampoco se revirtió el ciclo de desfinanciamiento transcurrido durante el macrismo, más allá de los efectos de la pandemia.
La inversión petrolera, caída en picada. La lógica de la alianza Cambiemos había sido correr a YPF de la centralidad del mercado de los hidrocarburos para darle lugar a otros jugadores. Y eso se notó en los niveles de producción e inversión.
Según datos de la Secretaría de Energía, en base a las declaraciones juradas de las operadoras, la inversión de YPF en la Cuenca Austral y el Golfo San Jorge había sido de 1.459 millones de dólares en 2015.
Durante el primer año de gestión de Macri, esa inversión cayó un 43 por ciento (837 millones). En 2019, YPF solamente invirtió en exploración y explotación 536 millones de dólares, un 63 por ciento menos que el último año de Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
La inversión de 2020 de YPF para las cuencas con incidencia en Santa Cruz había sido planificada en 320 millones de dólares, menos que la ejecutada el año anterior.
Es un escenario más allá de los efectos de la pandemia que debería modificarse en el corto plazo. Pablo González y los planes para YPF La llegada de Pablo González a la titularidad de la compañía podría ser un punto de inflexión, al menos desde una visión estratégica.
Su idea es la de descentralizar la operación, con una pata puesta en Vaca Muerta y otra en la provincia, en su defecto compartida con Comodoro Rivadavia.
La idea de un esquema descentralizado, donde el teletrabajo ha ayudado ya que actualmente hay mucha línea técnica gerencial de YPF en los territorios, debería quedar volcada en la nueva Ley de Hidrocarburos de la que Nielsen no se ocupó. Cuando Darío Martínez asumió el cargo de secretario de Energía comenzó a elaborar el proyecto.
González, como diputado y de buena relación con el funcionario desde la época de los Foros Patagónicos (ámbito de resistencia al embate macrista), había acordado revisar el proyecto. Ahora lo abordarán juntos. El objetivo es potenciar, además de los recursos no convencionales, también los convencionales a través de la producción secundaria y terciaria. Algo que YPF inició de manera incipiente durante el año de la pandemia.
Vaca Muerta y Cuenca Austral Pero Santa Cruz también ofrece una buena perspectiva de recursos no convencionales en la Cuenca Austral. Había varios proyectos en los que la petrolera de bandera estaba involucrada hasta la llegada de Cambiemos, que luego se frenaron.
De concretarse, se mencionan potenciales inversiones estimadas en 2000 millones de dólares que podrían tener un impacto directo en la provincia.
Otra de las marcas que intentará dejar González tiene que ver con un relanzamiento de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (OFEPHI), que incluso sirva para blindar a YPF en sus planes de negocios.
No es lo mismo que un CEO y presidente de una compañía negocien la reestructuración de una deuda en soledad que con el apoyo de diez gobernadores y gobernadoras.
De esto hablaron González y la gobernadora Alicia Kirchner. Empresa, gas y petróleo: en qué situación está YPF Según el Centro de Estudios de la Producción (CEP XXI), que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo, en octubre del año pasado se produjeron 2,36 millones de metros cúbicos de petróleo crudo, un 8 por ciento menos que un año atrás, aunque la caída fue de 1,2 puntos porcentuales menos que la de septiembre.
La producción de convencional se contrajo un 12,9 por ciento (la menor baja desde marzo, con 1,8 millones de metros cúbicos) y lleva más de dos años en baja. “El retroceso en YPF se aceleró y volvió a ser superior que el del resto de las empresas (-11,3% vs. -5,2%).
De esta manera, su participación en el total se redujo nuevamente(45%)”, puede leerse en el informe del CEP XXI. Vaca Muerta y extracción en la Cuenca Austral En relación a la producción de gas, ésta se contrajo un 12,8 por ciento interanual en octubre (1,1 puntos porcentuales más que en septiembre) y totalizó los 3.784 millones de metros cúbicos.
El convencional aceleró su baja al 10,1 por ciento (con 2.200 millones de metros cúbicos), mientras que el shale tuvo la caída más profunda desde 2010 (-15%) y el tight retrocedió un 18 por ciento. En este punto, YPF también redujo su producción un 25,4 por ciento, mucho más que el resto de las operadoras (-7,3 por ciento), según consignó el CEP XXI. Ecosistema local Sergio Affronti, CEO de YPF, fue el responsable de desarrollar un programa de proveedores locales. González tiene la misma idea. Una compañía de la envergadura de YPF no puede carecer de un ecosistema de empresas de servicios locales que estén la altura de los desafíos por venir.
Algunos referentes de la industria, enterados de la designación del actual diputado nacional, cuestionaron la lógica “nacional”. Los sindicatos serán claves en esta línea. YPF enfrenta el principal desafío, que será aumentar la producción de crudo y gas, desarrollar los no convencionales y profundizar la recuperación secundaria y terciaria.
No es una meta sencilla, teniendo en cuenta que la economía argentina continúa en recuperación y el contexto internacional sigue convulsionado. Pero no es una tarea imposible. Algunos recordaron el discurso de Alicia Kirchner de marzo del año pasado: “Hay energía para hacerlo”.
Fuente: BAE