La obra unirá Tratayén con Loma La Lata, donde Companía Mega tratará el shale gas de Vaca Muerta.
Marzo será un mes importante para Compañía Mega, la empresa clave para la separación y fraccionamiento del gas de la Cuenca Neuquina, con la inauguración de un nuevo gasoducto que le permitirá recibir, de forma inicial, la producción del principal desarrollo de shale gas de Vaca Muerta: el área Fortín de Piedra, bloque que podría enviarle 5 millones de metros cúbicos diarios de producción adicionales.
Es parte del escenario que quedó planteado con la culminación de un nuevo tendido entre el mencionado bloque productor, en manos de la petrolera Tecpetrol, y la planta de Mega ubicada en Loma La Lata.
Mega acaba de terminar la obra del gasoducto Tratayén-Loma la Lata, que le demandó una inversión de u$s 40 millones de dólares.
Cuando ese gasoducto opere a plena capacidad, podrá transportar unos 35 MMm3/d a través de los 9,2 kilómetros del tendido, que cruza el Río Neuquén en ese punto sobre la formación Vaca Muerta.
Según pudo saber +e, el gasoducto de 36 pulgadas de diámetro empleó a 350 trabajadores. La construcción, tal como lo había anunciado este medio, se inició en el 2019 y estuvo a cargo de Techint Ingeniería y Construcciones.
Las empresas debieron adecuar su plan de tareas al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), en una obra cuyo inicio se remonta a la etapa previa a la llegada del coronavirus al país.
En el corto plazo, la obra puede ser muy importante en un momento en el que se espera un repunte de bloques de shale gas: el Plan Gas.Ar, un programa estímulo a la producción, impulsa los primeros movimientos en las áreas productoras luego de un letargo de meses caracterizado por la falta de inversiones y el declino de la producción en buena parte del país.
Hasta fines del 2019, la planta Mega Loma La Lata retenía 5 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) de líquidos de gas natural producido por YPF (entonces, el 75% del gas era provisto por la empresa estatal) y el metano restante regresaba a la petrolera controlada por el Estado, para inyectarlo en el Neuba II, y en los gasoductos Centro Oeste y Pacífico, operados por TGS, TGN y Gasoducto del Pacífico.
La nueva obra es un complemento con el desarrollo previsto de la Cuenca y los planes de expansión de la compañía en Bahía Blanca y un nuevo poliducto hacia la zona portuaria, algo que también está sujeto al contexto macroeconómico del país y las nuevas condiciones de consumo que impuso el COVID-19.
Estos tendidos interiores entre bloques productivos forman parte de la arquitectura de transporte que luego permitirá abrir nuevas puertas para el gas, algo que en el corto y el mediano plazo el shale gas neuquino necesita si el objetivo es encontrar nuevos mercados que den respuestas a la estacionalidad del consumo.
Argentina se caracteriza por cuatro meses de mayor consumo interno, los de bajas temperaturas del período invernal. Para eso el shale necesita saltearse cierto cuello de botella de gasoductos troncales que salen de Neuquén, con nuevas redes de transporte hacia el norte del país, donde se encuentra la mayor demanda de sectores industriales y usinas generadoras que funcionan a gas. También, para empezara a generar opciones hacia el atlántico, otra puerta de salida para el gas en el futuro.
Fuente: La Mañana Neuquén