Hugo del Granado, Mauricio Medinacelli, Álvaro Ríos y Francesco Zaratti, comparten que es insostenible la situación actual del sector y amerita cambios radicales.

En un contexto actual de caída de precios internacionales, resultados negativos de una equivocada y tardía política exploratoria, una evidente disminución de las reservas del gas y una política hidrocarburífera mal manejada y sin perspectivas en el corto plazo, cuatro expertos en materia de hidrocarburos, sugieren un golpe de timón a la actual política vigente, tan erráticamente conducida en el largo periodo de 14 años del gobierno de Evo Morales y la situación insostenible en el que se encuentra actualmente.  

Durante un conversatorio virtual entre Hugo del Granado, Mauricio Medinaceli, Álvaro Ríos y Francesco Zaratti, conducido por Virginio Lema, director del periódico El Chaqueño, los expertos describieron que el origen de este problema radica en la falsa nacionalización de 2006 y el manejo discrecional a partir de entonces, paradójicamente, acompañado de una época de gran bonanza económica que ni siquiera fue bien aprovechada. 

“Lo que está pasando ahora es la estocada final para matar al toro. Si no hacemos un golpe de timón muy fuerte en el sector, en cinco años más vamos a tener que importar toda la gasolina y diésel; en siete años no vamos a tener una molécula de gas para exportar”, vaticina Ríos.

En retrospectiva del problema. Del Granado dijo que Evo Morales recibió el país en un tiempo envidiable que ningún otro Gobierno lo tuvo, pero ahora el panorama es crítico porque Bolivia tiene reservas ajustadas, mercados deteriorados, baja producción debido a la política de estatismo a ultranza del MAS.

A esto se añade la política secante de YPFB sobre inversión en exploraciones, donde ha invertido entre 3.000 a 4.000 millones de dólares con resultados menores que han hecho que las empresas petroleras no vengan a Bolivia pese al potencial de 50 TCF que hay en diversas zonas.

Planteó analizar el cambio de la “obsoleta e inservible” Ley de Hidrocarburos, reestructurar YPFB, volcar los casi 500 millones de dólares del IDH retenido a Gobernaciones, municipios y universidades a la exploración, abrir un diálogo honesto con las petroleras, dejar el trabajo de exploración a las subsidiarias Chaco y Andina; retomar la Planta de Urea y Amoniaco paralizada hace meses, y que el Gobierno no hizo nada para reactivarla.

Dijo que hay una situación de emergencia y coincidió con Álvaro Ríos en sentido que “estamos en un estado comatoso” y demandó al Gobierno hacer una explicación a fondo sobre lo que ha sucedido con la nacionalización e industrialización, para que la gente entienda y se conciencie sobre la necesidad de cambiar.

Un necesario sinceramiento. Medinaceli sostuvo que es necesario decirle la verdad a la ciudadanía, que Bolivia es pobre, que no tiene otra alternativa que vivir de la renta del gas y “por eso nos tienen discutiendo que no se muera la gallina de los huevos de oro”.

Dijo que, si bien los proyectos de exportación de litio, electricidad y minería son positivos, ninguno tiene el efecto multiplicador como el sector de hidrocarburos que genera impuestos, energía, renta dignidad, plata a las universidades e incrementa las divisas del país.

Por su lado Zaratti sostuvo que la crisis es tan grave que necesita soluciones realistas y comparte la idea de cambiar la CPE, Ley de Hidrocarburos y los decretos de nacionalización porque Bolivia tiene problemas de mercados, reservas y de exploración a los que el país debería abocarse.

Considera que “el próximo Gobierno debe poner orden en el sector de hidrocarburos porque YPFB es un derrame de sangre, de dinero, a cambio de casi nada, a cambio de una empresa burocrática que solo firma papeles y revisa cuentas de las petroleras y personal supernumerario”, argumentó.

Tareas en perspectiva. Los cuatro expertos, coinciden en señalar que este Gobierno de transición tiene muy pocas posibilidades como para encarar un cambio de timón, sin embargo, lamentan que la administración de la presidenta de Jeanine Áñez, a través del Ministerio de Hidrocarburos no haya por lo menos hecho un diagnóstico y trazado una hoja de ruta para el futuro Gobierno ungido por el voto popular. 

Ríos dijo que soñaba que el Gobierno de transición daría un diagnóstico, pero no lo hizo porque tal vez supone que “se va a chupar la mandarina amarga. Esa es la labor del Gobierno de transición, dejar al próximo un diagnóstico y un camino donde diga qué es necesario hacer, pero no está dejando una hoja de ruta porque el Ministro está fumigando calles o regalando alimentos”. 

Plantea buscar una solución holística y no solo ver al sector de hidrocarburos sino de manera integral tomando en cuenta el aporte de otras energías para el escenario de mañana, donde la electricidad va a jugar un papel fundamental.

Medinaceli plantea un reordenamiento institucional de YPFB para evitar que los puestos sean políticos, porque “no es justo que los jóvenes tengan que ir a pintar paredes para acceder a un cargo; se necesita gente nueva y joven”.

Fuente: El Día