La caída en el consumo de hidrocarburos a nivel global y la falta de acuerdos para disminuir la producción ha hecho aumentar tanto las cantidades de petróleo disponible a nivel global que se está haciendo difícil encontrar dónde almacenarlo
Como en caída libre y sin paracaídas: los precios del petróleo estadounidense se desplomaron este lunes a niveles nunca antes vistos en la historia.
El West Texas Intermediate (WTI), de referencia en el mercado global, comenzó el día en torno a los US$18 y llegó a hundirse a los US$-37,63 entrada la tarde.
Cayó tan bajo que alcanzó lo que los analistas llaman «cotización en negativo»: en otras palabras, que los productores pagaban para que los consumidores les hicieran el favor de llevarse los barriles.
Y es que dada la caída en la demanda de crudo que ha traído consigo la crisis generada por el coronavirus, EE.UU., que compite por ser el mayor productor del mundo, se enfrenta al insólito desafío de qué hacer con los hidrocarburos que produce.
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Como en caída libre y sin paracaídas: los precios del petróleo estadounidense se desplomaron este lunes a niveles nunca antes vistos en la historia.
El West Texas Intermediate (WTI), de referencia en el mercado global, comenzó el día en torno a los US$18 y llegó a hundirse a los US$-37,63 entrada la tarde.
Cayó tan bajo que alcanzó lo que los analistas llaman «cotización en negativo»: en otras palabras, que los productores pagaban para que los consumidores les hicieran el favor de llevarse los barriles.
Y es que dada la caída en la demanda de crudo que ha traído consigo la crisis generada por el coronavirus, EE.UU., que compite por ser el mayor productor del mundo, se enfrenta al insólito desafío de qué hacer con los hidrocarburos que produce.
Básicamente, sus principales instalaciones para almacenarlos (incluida la mayor del país, en Oklahoma) han comenzado a llenarse y se teme que puedan alcanzar su nivel máximo en muy poco tiempo.
Si históricamente la disyuntiva en EE.UU. -como en muchos otros países- era cómo lograr tener suficiente combustible almacenado para responder ante un potencial fallo en el suministro, ahora el problema resulta que es tanta la oferta que no se sabe qué hacer con ella.
Pero no pasa solo allí.
«En algún momento, muy pronto, es posible que la capacidad de almacenamiento de petróleo a nivel global alcance su límite», alertó el mes pasado Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía.
Mientras Rystad Energy, una consultora petrolera con sede en Oslo, estimó que el 76% del almacenamiento mundial ya estaba lleno y que era probable que el mundo se quedaría sin lugares donde guardar su crudo este abril.
Pero ¿cómo se llegó a este punto?
Oferta vs. demanda
Jorge Piñón, experto en temas energéticos de la Universidad de Texas (EE.UU.), le explica a BBC Mundo que la crisis generada por la expansión del coronavirus solo hizo agravar la brecha entre la producción y el consumo de petróleo a nivel global.
Y Estados Unidos, como mayor productor mundial de petróleo desde 2018, no está ajeno a esa circunstancia.
«El problema que tenemos hoy en día -y el talón de Aquiles que tiene la industria de hidrocarburos- no es la oferta. Todos sabemos que hay suficiente petróleo en el mundo, el problema está en la demanda y cómo se va a recuperar después de esta crisis», considera.
De acuerdo con el experto, los desajustes caóticos entre la oferta y la demanda de petróleo habían comenzado a notarse incluso antes de la llegada del virus, producto de la propia desaceleración que habían reportado las economías de China e India, dos de los motores de la compra internacional de hidrocarburos.
Luego, la situación fue a peor con la crisis global que generó el coronavirus que llevó a detener prácticamente la economía global.
«Ahora, con las aerolíneas y las industrias paralizadas, las ciudades en cuarentena sin que la gente use mucho sus carros, es previsible que la demanda de petróleo en el mercado internacional se reduzca más», dice a BBC Mundo Ernie Barsamian, director de Tank Tiger, una compañía que busca lugares dónde almacenar el petróleo.
Cálculos de IHS Markit, una firma de investigación, indican que la demanda a nivel global durante el primer trimestre del año cayó en 3,8 millones de barriles por día (alrededor de 4% de los suministros mundiales) la peor desde la crisis financiera de 2008.
De ahí que tras una guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita (que también influyó en la caída de la cotización hace unas semanas) y luego de un acuerdo con México, la Organización de Países Productores de Petróleo y aliados (OPEP+) acordaron reducir en 10% la producción a partir de mayo, la mayor de la historia.
¿Qué pasa con ese crudo que nadie quiere?
Varias compañías refinadoras de EE.UU. anunciaron desde finales de marzo que reducirían también sus niveles de procesamiento en abril, lo que incidió también de forma negativa en la salida del crudo que se extrae.
«El crudo por sí solo no tiene valor si no puede refinarse. De ahí la importancia de buscar dónde almacenarlo hasta que pueda ser procesado», considera Barsamian.
Según explica Piñón, en circunstancias normales, el almacenamiento principal del crudo tiene lugar en los tanques que están en las refinerías o en los campos de producción.
Luego, como «almacenamientos secundarios» están las grandes terminales que se encuentran generalmente cerca del mar, donde se guardan los hidrocarburos que ya están listos para exportar.
«Esto generalmente está pensando en un mecanismo en el que habrá una demanda que permitirá que sean transportados a su destino», señala Piñón.
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Pero cuando la demanda cae, como ahora, y los espacios en tierra comienzan a llenarse, los grandes buques tanqueros se vuelven una especie de almacenamiento flotante.
Desde marzo pasado, algunas empresas productoras estadounidenses han comenzado a reunir sus barcos en un mismo sitio a esperar, lo que se denomina «granja de tanqueros».
«Muchas compañías optan por rentar estos tanqueros por un tiempo, los llenan de petróleo, lo lanzan a alta mar y lo estacionan hasta que encuentran un cliente», cuenta Barsamian, que se encarga precisamente de buscar un destino para este petróleo.
Sin embargo, afirma, el costo de mantenerlo en el mar puede ser hasta tres veces mayor que en tierra.
«Aunque el precio es mucho mayor hemos notado que ha vuelto a convertirse en una modalidad en las últimas semanas», señala.
Esto, de acuerdo con el experto, da cuenta de la escasez de lugares de almacenamiento en tierra en EE.UU.
«Si antes recibíamos dos llamadas de cliente por día, en las últimas semanas hemos recibido hasta 12 por día», afirma.
Según datos de la firma Kpler, que monitorea buques petroleros en el mar a través de imágenes de satélite, el volumen de petróleo colocado en barcos para esperar mejores tiempos aumento un 25% en marzo.
En total, hasta finales del pasado mes, circulaban cerca de 10 millones de barriles de petróleo por las aguas del mundo, cerca del 10% del consumo diario mundial en tiempos normales.
¿Por qué no se recorta la producción?
Aunque el recorte para la producción acordado por la OPEP+ comenzará el 1 de mayo próximo, una duda de muchos es por qué EE.UU. no cortó la suya antes para evitar un resultado como el de este lunes.
Piñón aclara que esto no es posible dado que la reducción debe acordarse antes con los clientes y la OPEP, pero que también es un tema más complicado de lo que parece a nivel estructural.
«Una lección que siempre se da cuando se comienza a trabajar en temas de petróleo es que nunca se cierra un pozo. Haz lo que tengas que hacer, no importa el costo, no importa a cuánto lo tengas que vender, pero nunca cierres un yacimiento de petróleo», explica.
De acuerdo con el experto, cerrar un pozo para recortar la producción implica desafíos técnicos que pueden comprometer el propio yacimiento.
«Una vez que pierdes la presión original del reservorio que te da esa formación geológica, es extremadamente difícil recuperarla», señala.
Sin embargo, es posible hacerlo con mayor facilidad en los yacimientos en los que se extrae el petróleo por fracturación hidráulica, como ocurre en muchos campos de EE.UU.
El otro elemento, según Barsamian, no solo está en que una vez que ya está abierto el pozo, el coste de producción suele ser reducido.
También está -señala- que las empresas productoras son dependientes de los ingresos de la venta, por lo que deben de seguir vendiendo incluso aunque el precio caiga.
«No puede cerrar la producción, tienen que venderlo a cualquier precio», considera.
Estados Unidos cuenta con las mayores reservas estratégicas de petróleo el del mundo y Trump había anunciado en marzo pasado el plan para llenarlas «a tope».
Por qué Estados Unidos guarda millones de barriles de petróleo bajo la tierra
¿Qué provecho puede tener esta circunstancia?
Según Barsamian en circunstancias de este tipo, muchas agencias o comerciantes compran petróleo a bajo precio para esperar a que suban y luego venderlo, en una operación que es conocida como contango.
Sin embargo, señala que esa jugada es incierta en estos tiempos, dado que no se sabe cuál -o cuándo- puede ser la salida para la actual crisis.
«Si quieres alquilar un buque grande para hacer contango, cuesta US$50.000 por día. Depende en general del tamaño y el tiempo que esté en alta mar, pero puede costarte hasta US$1,50 por barril. Es un precio muy elevado», señala.
Piñón, por su parte, está ansioso por ver posibles soluciones en las próximas semanas.
«Nunca habíamos visto una situación así».