Países desarrollados han empezado a operar a media máquina, y ya se presenta una desaceleración de la actividad productiva.
La caída de precios del petróleo así como de los minerales representa menos ingresos para los países ligados a la venta de materia prima, incluida Bolivia, que sentirá el impacto de la baja cotización del crudo, por la venta de gas a mercados vecinos.
Los precios de algunos alimentos y ni qué decir de insumos de salud fueron muy demandados por la población ante la presencia del coronavirus, y por ende los precios se incrementos, según se pudo constatar en mercados y centros de abastecimiento.
La inflación en febrero fue de -0,06 % y en enero -0,03 %, y ahora con el incremento de precios en el mercado nacional las cifras serán positivas, y podrían representar las mayores de la gestión, en especial del mes de marzo, pero si la situación continúa podría alargarse a varios meses más.
Sin embargo, la presencia del virus en el mercado nacional activó algunas industrias, como las del alcohol, también la producción de frutas, que tuvieron demanda del público.
Por ejemplo, la semana pasada Leonardo Chambi, representante de la Federación de Microempresarios del departamento de La Paz, informó que por el momento la materia prima para la confección de ropa no tenía problemas, aunque alertó que algunas telas se agotaron en el mercado paceño.
Informó que más del 90 % de las telas vienen de la China, aunque también indicó que también traen de Brasil y Perú, que es competitivo.
Señaló que la demanda de barbijo provocó que la tela galleta se consuma en aproximadamente 10 toneladas en sólo dos días, a pesar de la subida del precio del producto, y viene de la China.
Alertó que los comerciantes de a poco hacen subir los precios de las telas, en especial aquella que viene de la China, y por ello llamó a la conciencia a los mismos para que no aprovechen de la situación.
Bolivia creció en los últimos años por el boom de los precios de las materias primas, en especial por el alto valor del petróleo en el mercado internacional, ya que es base para la venta de gas natural a Brasil y Argentina, pero desde hace unos años atrás cayeron, así como los ingresos y el crecimiento fue disminuyendo.
ECONOMÍA E INFLACIÓN
“Lo más plausible es imaginar una recesión global al menos similar a la del 2009, en el mejor de los casos”, dice el economista Martín Tetaz en su tradicional newsletter de los lunes que, en esta ocasión, se enfoca en el tema del momento: el avance del Covid-19, según muestra el diario digital eleconomista.com.ar.
“Es difícil (…) imaginar que con las principales economías del globo prácticamente paradas por dos meses (en el mejor de los casos), el planeta pueda crecer”, agrega y aclara que una recesión tipo la de 2009 es solo en el caso “de que la epidemia se controle”. Sino, sugiere, será más profunda.
“En Latinoamérica el panorama es peor porque la región ya venía transitando la etapa de caída del ultimo superciclo de commodities, con conflictividad política por las dificultades de los gobiernos para ajustar las economías a los nuevos niveles de precios de sus principales productos de exportación”, señala el economista.
Los productores de petróleo como México, Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia y Brasil sufrirán el shock de la ruptura de Arabia Saudita en la OPEP, que deja en barril de petróleo en los mismos niveles de principios de siglo.
Además, por el canal financiero, la región enfrenta la salida de capitales más brutal de los últimos años, incluso superior a la del 2009, lo que le meterá presión devaluatoria a las monedas locales y hará subir el riesgo país, sobre todo en aquellos países con altas necesidades financieras en relación a sus reservas”, agrega Tetaz.
“Solo las materias primas alimenticias parecen salvarse de la debacle y esa es una buena noticia para la porción de las exportaciones asociadas a commodities del agro, que son el 30 % de las ventas externas brasileñas, pero el 65 % de las argentinas (…) Pero, aunque el canal directo comercial no le pegue tanto a nuestro país, gracias a la estabilidad en el precio de la soja y el maíz, el efecto de segundo orden de la devaluación brasileña nos complica, porque ese tipo de cambio bilateral define la rentabilidad relativa del sector industrial y Brasil es el principal destino de nuestras exportaciones de Manufacturas de Origen Industrial (MOI). Con el diario el lunes, es evidente que los vecinos se apuraron a bajar sus tasas, reduciendo el margen de carry, lo que los dejó más expuestos al shock de salida de capitales de emergentes y se refleja en la suba del 21 % del dólar desde principio de año. Esa devaluación le pone presión adicional al dólar en Argentina”, agrega Tetaz.
Hay una porción de la economía que no tendrá un impacto económico directo, porque son empleados públicos o trabajan para empresas que siguen operando, como los fabricantes de alimentos, o que sufren la pandemia, pero tienen espalda para soportar los sueldos.
Sin embargo, asevera Tetaz, buena parte de la economía informal, los comerciantes, profesionales y cuentapropistas en general se verán afectados y la caída del consumo de esos sectores tendrá un efecto multiplicador al resto de la economía.
Esa situación en Argentina, se replica en otros países de la región. Bolivia es considerada con la informalidad más alta de América Latina, aunque las exautoridades indicaron que eso sería relativo, lo cierto es que el comercio creció.
Y lo dijo también el economista Gonzalo Chávez, en el seminario conservatorio, organizado por Asociación Nacional de Entidades en Micro Finanzas (Asofin), al indicar que en los últimos años creció el comercio informal y los servicios.
Fuente: EL DIARIO