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Proyectos como el de propileno y polipropileno han quedado en suspenso y deben ser revisados.

La gestión 2019 en el sector hidrocarburos trajo consigo la continuidad de políticas que se vinieron implementando en los últimos años, basadas esencialmente en la centralización de las decisiones priorizadas desde la visión política, enmarcadas en los lineamientos de la Nacionalización, es decir, con participación estatal en todos los niveles sectoriales.

En ese marco, en los últimos años, después de varios de rezago, se promovieron tareas de exploración que en 2019 permitieron avanzar con inversiones en los pozos: Boyuy X2, Caranda X1005 ST2, Chaco Este X1, Florida X2D, Chaco Este X2, Jaguar X6, Sipotindi X1, Ñancahuazu X1, Colorado 10D, Boicobo Sur X1, Yarará X1, Aguaragüe Centro X1 y Villamontes X7. 

El que mayor inversión demandó fue Boyuy X2, cuyo proceso de exploración demoró casi dos años y alrededor de 130 millones de dólares. Los otros prospectos aún están en proceso exploratorio o de evaluación, de los se debe aguardar las pruebas para valorar resultados.

Los mercados para el gas natural en esta gestión 2019 se vieron contraídos especialmente el de Brasil, cuya demanda fue la menor en 15 años con un promedio de 16.6 millones de metros cúbicos diarios (MMmcd), con datos a octubre, comparado con los 21.6 MMmcd de 2018.

Por otro lado, los volúmenes de gas natural exportados al mercado argentino fueron afectados por la adenda firmada en febrero de este año que modifica el contrato original de octubre de 2006, y sus adendas de 2010 y 2012, mediante la cual se ajustan tanto volúmenes como precios, aplicándose en los picos de demanda para la época de invierno los precios más altos.

A octubre 2019, la demanda Argentina fue de 14.54 millones de metros cúbicos diarios, otra situación también donde los volúmenes fueron los más bajo en los últimos siete años.

El mercado interno boliviano ha mantenido sus volúmenes estables desde hace cinco años por encima de los 12 MMmcd. El promedio diario para 2019 fue de 12.7 MMmcd, con datos a octubre, y el crecimiento anual se mantiene por enciman del 5% anual.

Por su parte, la menor demanda de gas natural generó menor entrega de hidrocarburos líquidos asociados para el mercado interno, lo que ha derivado en mayor importación de diésel y gasolina. Hasta julio de 2019 ya se habían registrado 959 millones de dólares en importación por este concepto, comparado con los 1250 millones en todo el año 2018. 

2019 concluye como un año de sensibilización de nuestras reservas de gas, registrando para diciembre de 2018 una reserva certificada de gas natural de 8.95 TCF (Trillones de Pies Cúbicos americanos), lo que hace un importante llamado a retomar una cartera de proyectos e inversiones exploratorias para reponer reservas en los próximos años.

2020: LOS PRINCIPALES DESAFÍOS

Los retos están enmarcados en la prolongación y desarrollo de nuestros mercados de gas natural, la continuidad operativa de todo el sector, la seguridad de la instalaciones, la atracción de inversiones en exploración, para ampliar el portafolio de prospectos, y el desarrollo de campos debiendo también promoverse programas para reactivar la producción en campos maduros.

Además, la exploración en áreas sensibles ambientalmente son parte de la agenda 2020 y sus desafíos, el potencial de hidrocarburos en muchos proyectos está en superposición con este tipo de áreas, y si bien la industria petrolera acumula mucha experiencia mundial y regional, es claro que se debe trabajar con los diferentes interlocutores sociales y políticos.

Por otro lado, los procesos de industrialización estarán en una difícil coyuntura buscando consolidar mercados, especialmente de urea y amoniaco, además de las dificultades logísticas que afectan la competitividad y precios. Proyectos como el de propileno y polipropileno han quedado en suspenso y deben ser revisados.

En términos generales, es necesario que la toma de decisiones sectoriales sea realizada con información de calidad y actualizada, esto hará que los proyectos sean encaminados en base a la realidad y factibilidad de los números, evitando así la discrecionalidad y politización de decisiones que en este sector deben basarse sobre criterios eminentemente técnicos, buscando el beneficio real para las políticas del país y su industria.

Fuente: Revista Petróleo&Gas