El fracking impulsó la producción doméstica mientras los países de la OPEP recortan.
La producción doméstica de esta fuente energética se disparó gracias a las nuevas técnicas de extracción como la fracturación hidráulica. Este camino iniciado hace más de una década comienza a marcar record. La balanza comercial de septiembre refleja un superávit en los intercambios de productos petroleros, el primero desde 1978.
EE UU exportó productos petroleros por valor de 15.000 millones de dólares ese mes, según los datos publicados por el Departamento de Comercio. Las importaciones rondaron los 14.750 millones. Es decir, la mayor economía del mundo fue exportadora neta por 250 millones. Era cuestión de tiempo que se llegara a esta marca, que debe aún sostenerse y que está expuesta a factores como el tipo de cambio del dólar.
Este primer superávit en cuatro décadas, sin embargo, muestra el cambio en el mercado que siguió a la revolución del fracking. Este método de extracción permitió explotar al máximos viejos yacimientos y abrir nuevos pozos. La brecha en los intercambios se fue así cerrando progresivamente y propició que EE UU dejara de ser importador neto. Actualmente controla el 18% de la producción mundial.
Era una situación impensable cuando el expresidente George Bush firmó hace doce años un decreto para garantizar la autosuficiencia energética de EE UU. Jimmy Carter también puso antes que él especial atención a la necesidad de reducir la dependencia de la economía en las importaciones de crudo. Lo que no anticiparon es que el fracking iba a convertirle en el mayor productor del planeta.
La US Energy Information Administration estima que la producción de petróleo ronda actualmente los 12,6 millones de barriles diarios. Los 10 millones de barriles se superaron en febrero de 2018. Ya en noviembre del pasado año las exportaciones combinadas de crudo, gasolina y otros combustibles derivados del petróleo superaron las importaciones durante una semana, algo que no pasaba desde 1973.
Fuente: Con información de EL PAIS