El yacimiento de Vaca Muerta, en Argentina, contiene la segunda reserva de gas de esquisto y la cuarta de petróleo en el mundo.
Se trata de una reserva no convencional, lo que implica enormes gastos y una tecnología de extracción conocida como fracturación hidráulica, algo que a los ambientalistas no les gusta especialmente. Desde Argentina, Luis Castro y sus invitados analizan en ‘Cartas sobre la Mesa’ los pros y los contras de la explotación del yacimiento de Vaca Muerta.
En Argentina hay un nombre que viene despertando polémica desde hace ya varias décadas: el de Vaca Muerta, un yacimiento de hidrocarburos de 30.000 kilómetros cuadrados ubicado en el territorio de cuatro provincias y que contiene la segunda reserva mundial de gas de esquisto y la cuarta de petróleo en el mundo.
El problema es que es una reserva no convencional, lo que implica enormes gastos y una técnica de extracción conocida como la fractura hidráulica o ‘fracking’, que muy poco entusiasma a los ambientalistas a raíz de que puede provocar contaminación del agua.
«La técnica del ‘fracking’ es insustentable por definición. No hay forma de hacerla. Tiene un impacto ambiental que no hay otra forma», argumenta Enrique Viale, abogado miembro de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas. Y añade: «Esto pasó en todas partes del mundo, incluso en EE.UU., que supuestamente tiene los mayores controles».
Emilio Apud, director titular de YPF, ingeniero industrial y analista de temas de energía y medio ambiente, sostiene, sin embargo, en que el proyecto es seguro. «Tenemos más de 700 perforaciones [en Vaca Muerta] y no hemos tenido absolutamente ningún problema», asegura.
Una vista general de la torre de perforación de Cuadrilla en Blackpool, Reino UnidoLa única compañía de ‘fracking’ del Reino Unido provoca una serie de sismos en la última semana «El gran talón de Aquiles es el ‘flowback’, que es el líquido de retorno, que son miles de millones de litros», insiste Viale, recordando que el 1 % del líquido inyectado en la roca para provocar la fractura hidráulica está compuesto por químicos. «Cada fractura necesita 30 millones de litros de agua» que resultan en «300.000 litros de químicos que se inyectan y que atraviesan acuíferos», señala.
Por otra parte, Apud se muestra convencido de que «los hidrocarburos van a dejar de quemarse o de usarse como combustible antes de que termine este siglo», de modo que «Argentina tiene una gran oportunidad de poner [el yacimiento] en valor, pero saliendo al exterior», dado que «es muy chica la demanda local».
En este aspecto, su posición coincide con la de Andrés Di Pelino, economista y director de la carrera de Economía en la Universidad de Belgrano (Buenos Aires).
«Si el recurso está y tiene valor hoy y su explotación le resulta positiva no solo al país, [sino también] a la región, privar a las provincias de la explotación de ese recurso es muy delicado», opina Di Pelino. Aunque añade: «Si la condición para que Vaca Muerta se desarrolle, produzca, exporte sus saldos y demás es a partir de los subsidios del Estado Federal, yo me opongo».
Fuente: Actualidad – Gentileza TNS Latam – Edición CBHE NEWS