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En pocas palabras la exploración es la búsqueda de petróleo y gas a través de diferentes herramientas y métodos como: sísmica, estudios científicos satelitales, perforación de pozos.
El proceso vital en la industria petrolera es la exploración, ya que de ella depende el hallazgo de hidrocarburos en el subsuelo. Es el primer eslabón de la cadena, por lo tanto, se convierte en la base fundamental e indispensable del negocio dentro del proceso de incorporación de reservas de petróleo y gas natural, para su posterior explotación.
Para entender los procesos que nos llevan a descubrir yacimientos de hidrocarburos hay que tener una idea de cómo se forman y dónde se ubican. Su formación se debe a la descomposición anaeróbica de importantes acumulaciones de microorganismos (principalmente zooplancton y fitoplancton) y otras materias orgánicas depositadas en el fondo de los lechos oceánicos, los cuales fueron paulatinamente “enterrados” por nuevos sedimentos y sometidos a presión y temperatura hasta transformarse en hidrocarburos en un proceso de millones de años. La roca donde se forman los hidrocarburos de la denomina “roca madre”, de allí se desplaza a una capa de roca porosa, llamada “roca reservorio”, donde queda atrapado gracias a la presencia de una capa impermeable que la cubre, llamada “roca sello”.
Sin embargo, el hidrocarburo no se encuentra en forma de un gran lago o laguna, por el contrario, está en finas partículas dentro de los poros de las rocas del reservorio. Algo así como queda atrapada la humedad en la madera.
El lugar donde queda atrapado el hidrocarburo suele llamarse trampa geológica. Dichas trampas están determinadas según la estructura interna de las capas del subsuelo, la que se presenta en formas diversas como los pliegues anticlinales, domos, fallas, etc. Básicamente los tipos de trampas son dos, denominadas: estratigráficas y las estructurales.
Por lo tanto, EXPLORACIÓN es el término usado en la industria para llamar a la búsqueda de petróleo y gas.
En la exploración participan geólogos, geofísicos, geoquímicos y otros especialistas en el estudio de la tierra. Los métodos que emplean son muy variados: desde el estudio geológico de las formaciones rocosas que están aflorando en la superficie hasta la observación indirecta, a través de diversos instrumentos y técnicas geofísicas que permiten obtener información del subsuelo, en zonas cubiertas por sedimentos recientes.
Las herramientas son cada vez más modernas. Las imágenes satelitales, la detección por radar de manaderos de hidrocarburos en el mar y la sísmica tridimensional son algunos de los ejemplos.
La geología de campo, la aeromagnetometría, la gravimetría aérea, la geoquímica y la sísmica 2D y 3D, permiten determinar la extensión y el espesor de la cuenca sedimentaria y la ubicación de áreas con mayor potencial.
La sísmica lo que busca es realizar una “ecografía” del subsuelo y para su interpretación se necesitan herramientas muy sofisticadas que son proporcionadas por pocas empresas especializadas en estos servicios en el mundo. Esta información es luego investigada con más detalle con herramientas de mayor resolución. El objetivo es ubicar las probables acumulaciones de hidrocarburos para perforar un pozo exploratorio y confirmar su presenciay delinear los límites de la cuenca para la interpretación de las cuencas sedimentarias.
En el lugar que reúna las condiciones y mayores posibilidades de la existencia de “rocas madre”, “reservorio” y “trampa”, se perfora un pozo exploratorio para confirmar la existencia de hidrocarburos.
Es importante destacar que la exploración de hidrocarburos es una actividad altamente riesgosa y la única manera de verificar su existencia es la perforación de pozos exploratorios. Nunca se sabe de antemano cuantos pozos resultarán secos antes de tener uno con éxito.
El proceso exploratorio es escalonado, secuencial y de aproximaciones sucesivas. El tiempo que toma oscila entre 5 y 10 años hasta la perforación del primer pozo. El costo de un pozo exploratorio varía mucho pudiendo llegar a decenas de millones dólares dependiendo de la ubicación, del grado de complicación geológica, de su profundidad y de la situación ambiental entre otros.
La perforación de un pozo profundo (entre 4.500 y 5.500 metros de profundidad, de los que se perforan en los megos campos de Bolivia) puede llegar a costar entre 50 y 80 millones de dólares. Incluso hubo algo que costó más de 130 millones. El tiempo de perforación puede sobrepasar el año.
En promedio, de cada 10 pozos exploratorios 3 son exitosos.
Generalmente, en el contexto internacional se considera que de 10 pozos perforados 9 resultan secos y uno solo tiene éxito: esta relación fracaso-éxito cambia según las regiones y conocimiento geológico de las mismas. Las estadísticas regionales muestran que de 10 pozos exploratorios perforados 3 son exitosos. Entonces, se puede decir que el éxito depende de la generación de petróleo, migración de los hidrocarburos, cierre de la trampa y otros, donde las probabilidades pueden variar de menos de 20% hasta un 50%.
Es por esta razón, de alto riesgo y altos costos en exploración que la mayoría de los países prefieren no arriesgar fondos del Estado y dejan que lo hagan empresas privadas que tengan operaciones en varios lugares para poder diversificar riesgos y éxitos. Esta incertidumbre asociada a la exploración hace que esta sea la fase más riesgosa de la cadena. El costo de explorar y el riesgo son altos por lo que la recuperación de los proyectos en la fase de desarrollo tiene que ser suficiente para compensar los costos globales de la exploración.
Si la exploración ha sido exitosa y se ha efectuado un descubrimiento comercial con un pozo, se inician los trabajos de delimitación y desarrollo del yacimiento descubierto con la perforación de otros pozos, en muchos casos con un registro de sísmica 2D o 3D previa, para efectuar luego la evaluación de reservas.
Con información del libro Manual Básico de los Hidrocarburos, publicado por la CBHE.